Print Page Options

18 Por tanto, ni aun el primer pacto[a] se inauguró sin sangre.

19 Porque cuando Moisés terminó de promulgar[b] todos los mandamientos a todo el pueblo(A), conforme a la ley(B), tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos(C), con agua y lana escarlata e hisopo(D), y roció el libro mismo(E) y a todo el pueblo, 20 diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios les ordenó a ustedes[c](F)». 21 De la misma manera roció con sangre el tabernáculo(G) y todos los utensilios del ministerio. 22 Y según la ley, casi todo(H) ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón(I).

El sacrificio definitivo

23 Por tanto, fue necesario que las representaciones[d] de las cosas en los cielos(J) fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas(K), con mejores sacrificios que estos. 24 Porque Cristo[e] no entró en un lugar santo[f](L) hecho por manos, una representación[g] del verdadero(M), sino en el cielo mismo(N), para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros(O),

Read full chapter

Footnotes

  1. Hebreos 9:18 O testamento.
  2. Hebreos 9:19 Lit. hablar.
  3. Hebreos 9:20 O diseñó para ustedes.
  4. Hebreos 9:23 Lit. copias.
  5. Hebreos 9:24 I.e. el Mesías.
  6. Hebreos 9:24 O santuario.
  7. Hebreos 9:24 Lit. copia.

18 Por eso, ni siquiera el primer pacto se estableció sin sangre, 19 porque después de que Moisés anunció todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos junto con agua, lana escarlata y una rama de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo el pueblo. 20 Entonces le dijo al pueblo: «Ésta es la sangre del pacto que Dios les ha mandado.»(A) 21 Además de esto, con la sangre roció también el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.(B) 22 Según la ley, casi todo es purificado con sangre; pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.(C)

El sacrificio de Cristo quita el pecado

23 Por lo tanto, era absolutamente necesario que las réplicas de las cosas celestiales fueran purificadas así; pero las cosas celestiales mismas necesitan mejores sacrificios que éstos, 24 porque Cristo no entró en el santuario hecho por los hombres, el cual era un mero reflejo del verdadero, sino que entró en el cielo mismo para presentarse ahora ante Dios en favor de nosotros.

Read full chapter

18 Por eso, cuando Dios hizo el primer pacto, se mataron varios animales. 19 Primero, Moisés anunció los mandamientos de la ley a todo el pueblo. Luego tomó lana roja y una rama de hisopo, y las mojó en agua mezclada con sangre de toros y de chivos. Después roció esa mezcla sobre el libro de la Ley, y con ella roció también a todo el pueblo. 20 Cuando terminó, dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes.» 21 Moisés también roció con sangre el santuario y todas las cosas que se usaban en el culto. 22 La ley dice que la sangre quita el pecado de casi todas las cosas, y que debemos ofrecer sangre a Dios para que nos perdone nuestros pecados. 23 Por eso fue necesario matar a esos animales, para limpiar todo lo que hay en el santuario, que es una copia de lo que hay en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo mejor que sacrificios de animales.

El mejor sacrificio

24 Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone.

Read full chapter

18 Por eso, ni siquiera el primer pacto se estableció sin sangre. 19 Moisés, después de anunciar a todo el pueblo los mandamientos de la ley, tomó lana roja y ramas de hisopo, las mojó con la sangre de los becerros y los chivos mezclada con agua, y con eso roció el libro de la ley y a todo el pueblo. 20 Y mientras los rociaba, decía: «Esta es la sangre del pacto que Dios les ha ordenado a ustedes cumplir». 21 De la misma manera, roció con la sangre el santuario y todos los objetos que se usaban en el culto.

22 La ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues si no hay derramamiento de sangre no hay perdón. 23 Por tanto, era necesario purificar, con esos sacrificios, las copias de lo que hay en el cielo; pero las cosas celestiales mismas necesitan sacrificios mejores que esos. 24 Por eso, Cristo no entró en un santuario hecho por seres humanos, que era una simple copia del verdadero santuario. Entró más bien, en el cielo mismo, para presentarse ante Dios a favor nuestro.

Read full chapter

18 Por eso, la primera alianza también se estableció con derramamiento de sangre. 19 Moisés anunció todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo; después tomó lana roja y una rama de hisopo, las mojó en la sangre de los becerros y los chivos mezclada con agua, y roció el libro de la ley y también a todo el pueblo. 20 Entonces les dijo: «Ésta es la sangre que confirma la alianza que Dios ha ordenado para ustedes.» 21 Moisés roció también con sangre el santuario y todos los objetos que se usaban en el culto. 22 Según la ley, casi todo tiene que ser purificado con sangre; y no hay perdón de pecados si no hay derramamiento de sangre. 23 De manera que se necesitaban tales sacrificios para purificar aquellas cosas que son copias de lo celestial; pero las cosas celestiales necesitan mejores sacrificios que ésos.

El acceso a Dios

24 Porque Cristo no entró en aquel santuario hecho por los hombres, que era solamente una figura del santuario verdadero, sino que entró en el cielo mismo, donde ahora se presenta delante de Dios para rogar en nuestro favor.

Read full chapter