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¶ Así que, la suma acerca de lo dicho es: Que tenemos tal Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;

ministro del Santuario, y de aquel verdadero Tabernáculo que el Señor asentó, y no al hombre.

Porque todo sumo sacerdote es puesto para ofrecer presentes y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tuviera algo que ofrecer.

Así que si estuviera sobre la tierra, ni aun sería sacerdote, estando aún los otros sacerdotes que ofrecen los presentes según la Ley.

(Los cuales sirven de ejemplo y sombra de las cosas celestiales, como fue respondido a Moisés cuando había de hacer el Tabernáculo: Mira, dice: haz todas las cosas conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte).

¶ Mas ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto de un mejor testamento es Mediador, el cual es hecho de mejores promesas.

Porque si aquel primero fuera sin falta, ciertamente no se hubiera procurado lugar del segundo.

Porque reprendiéndolos dice: He aquí, vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo testamento;

no como el testamento que hice a vuestros padres el día que los tomé por la mano que los sacaría de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi testamento, y yo los menosprecié a ellos, dice el Señor;

10 por lo cual este es el testamento que ordenaré a la Casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.

11 Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.

12 Porque reconciliaré a sus iniquidades, y a sus pecados; y de sus iniquidades no me acordaré más.

13 Diciéndolo nuevo, dio por viejo al primero; y lo que decae y se envejece, cerca está de desvanecerse.

El sumo sacerdote de un nuevo pacto

Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es este: tenemos un sumo sacerdote que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo y que sirve en el santuario, es decir, en el verdadero santuario levantado por el Señor y no por ningún ser humano.

A todo sumo sacerdote se le nombra para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual fue necesario que Jesús también tuviera algo que ofrecer. Si él estuviera en la tierra, no sería sacerdote, pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas en conformidad con la Ley. Estos sacerdotes sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo, tal como se le advirtió a Moisés cuando estaba a punto de construir el santuario: «Asegúrate de hacerlo todo según el modelo que se te ha mostrado en el monte».[a] Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas.

Porque si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría necesidad de proveer un segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo:

«Vienen días», afirma el Señor,
    «en que haré un nuevo pacto
con Israel y con Judá.
No será un pacto
    como el que hice con sus antepasados
el día en que los tomé de la mano
    y los saqué de Egipto,
ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto,
    y yo los abandoné»,
    dice el Señor.
10 «Este es el pacto que después de aquel tiempo
    haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor.
«Pondré mis leyes en su mente
    y las escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios
    y ellos serán mi pueblo.
11 Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo;
    tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”,
porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán.
12 Yo perdonaré sus iniquidades
    y nunca más me acordaré de sus pecados».[b]

13 Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.

Now of the things which we have spoken this is the sum: We have such an high priest, who is set on the right hand of the throne of the Majesty in the heavens;

A minister of the sanctuary, and of the true tabernacle, which the Lord pitched, and not man.

For every high priest is ordained to offer gifts and sacrifices: wherefore it is of necessity that this man have somewhat also to offer.

For if he were on earth, he should not be a priest, seeing that there are priests that offer gifts according to the law:

Who serve unto the example and shadow of heavenly things, as Moses was admonished of God when he was about to make the tabernacle: for, See, saith he, that thou make all things according to the pattern shewed to thee in the mount.

But now hath he obtained a more excellent ministry, by how much also he is the mediator of a better covenant, which was established upon better promises.

For if that first covenant had been faultless, then should no place have been sought for the second.

For finding fault with them, he saith, Behold, the days come, saith the Lord, when I will make a new covenant with the house of Israel and with the house of Judah:

Not according to the covenant that I made with their fathers in the day when I took them by the hand to lead them out of the land of Egypt; because they continued not in my covenant, and I regarded them not, saith the Lord.

10 For this is the covenant that I will make with the house of Israel after those days, saith the Lord; I will put my laws into their mind, and write them in their hearts: and I will be to them a God, and they shall be to me a people:

11 And they shall not teach every man his neighbour, and every man his brother, saying, Know the Lord: for all shall know me, from the least to the greatest.

12 For I will be merciful to their unrighteousness, and their sins and their iniquities will I remember no more.

13 In that he saith, A new covenant, he hath made the first old. Now that which decayeth and waxeth old is ready to vanish away.