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Cristo es el sacrificio perfecto

11 Entonces Cristo ahora ha llegado a ser el Sumo Sacerdote por sobre todas las cosas buenas que han venido.[a] Él entró en ese tabernáculo superior y más perfecto que está en el cielo, el cual no fue hecho por manos humanas ni forma parte del mundo creado. 12 Con su propia sangre—no con la sangre de cabras ni de becerros—entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna.

13 Bajo el sistema antiguo, la sangre de cabras y toros y las cenizas de una novilla podían limpiar el cuerpo de las personas que estaban ceremonialmente impuras.

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Footnotes

  1. 9:11 Algunos manuscritos dicen que están por venir.

11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,(A) y las cenizas de la becerra(B) rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

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