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Toda casa tiene un constructor, pero Dios es el arquitecto del universo. Moisés fue respetado como siervo fiel en toda la casa de Dios y su trabajo era ser testigo de lo que Dios iba a decir. Pero Cristo dirige la casa de Dios como un hijo fiel. Somos la familia de Dios siempre y cuando nos mantengamos seguros y confiados de hablar abiertamente de la esperanza que tenemos.

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