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¿Por qué se ensañan los caldeos?

12 —¿Acaso no eres tú desde el principio, oh SEÑOR, Dios mío y Santo mío? ¡No moriremos! Oh SEÑOR, para juicio pusiste a los caldeos; tú, oh Roca, los has establecido para castigar. 13 Eres demasiado limpio como para mirar el mal; tú no puedes ver el agravio. ¿Por qué, pues, contemplas a los traidores y callas cuando el impío destruye al más justo que él?

14 »Permites que los hombres sean como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne. 15 A todos saca con anzuelo; los atrapa en su red y los junta en su malla, por lo cual se alegra y se regocija. 16 Por eso rinde sacrificios a su red y ofrece incienso a su malla; porque gracias a ellas incrementa su porción y hace suculenta su comida. 17 Por eso sigue vaciando su red para volver a matar continuamente y sin piedad a las naciones.

»En mi guardia estaré de pie y sobre la fortaleza estaré firme. Vigilaré para ver qué dirá y qué tiene que responder a mi queja.