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15 Tutti gli altri che erano nelle tende, appena seppero dell'accaduto, restarono allibiti e furono presi dal panico e nessuno volle più restare vicino al compagno, ma tutti si sparsero in fuga in ogni senso nella pianura e su per i monti. Anche quelli accampati sulle montagne intorno a Betulia si diedero alla fuga. A questo punto gli Israeliti, cioè quanti tra di loro erano atti alle armi, si buttarono su di essi. Ozia mandò subito a Betomastaim, a Bebai, a Cobai, a Cola e in tutti i territori d'Israele messaggeri ad annunziare l'accaduto e a invitare tutti a gettarsi sui nemici e annientarli. Appena gli Israeliti udirono ciò, tutti compatti piombarono su di loro e li fecero a pezzi arrivando fino a Coba. Scesero in campo anche quelli di Gerusalemme e di tutta la zona montuosa, perché anche a loro avevano riferito i casi successi nell'accampamento dei loro nemici. Quelli che abitavano in Gàlaad e nella Galilea li colpirono terribilmente aggirandoli, arrivando fino a Damasco e al suo territorio. I cittadini rimasti in Betulia si gettarono sul campo degli Assiri, si impadronirono delle loro spoglie e ne trassero ingente ricchezza. Gli Israeliti tornati dalla strage si impadronirono del resto e le borgate e i villaggi del monte e del piano vennero in possesso di grande bottino, poiché ve n'era in grandissima quantità.

Ringraziamento

Allora il sommo sacerdote Ioakìm, e il consiglio degli anziani degli Israeliti, che abitavano in Gerusalemme, vennero a vedere i benefici che il Signore aveva operato per Israele e inoltre per vedere Giuditta e porgerle il loro omaggio. Appena furono entrati in casa sua, tutti insieme le rivolsero parole di benedizione ed esclamarono al suo indirizzo: «Tu sei la gloria di Gerusalemme, tu magnifico vanto d'Israele, tu splendido onore della nostra gente. 10 Tutto questo hai compiuto con la tua mano, egregie cose hai operato per Israele, di esse Dio si è compiaciuto. Sii sempre benedetta dall'onnipotente Signore». Tutto il popolo soggiunse: «Amen!».

11 Tutto il popolo continuò per trenta giorni a saccheggiare l'accampamento. A Giuditta diedero la tenda di Oloferne, tutte le argenterie, i divani, i vasi e tutti gli arredi: essa prese tutto in consegna e cominciò a caricarlo sulla sua mula, poi aggiogiò i suoi carri e vi accumulò sopra la roba. 12 Intanto si radunarono tutte le donne d'Israele per vederla e la colmavano di elogi e composero tra loro una danza in suo onore. Essa prese in mano dei tirsi e li distribuì alle donne che erano con lei. 13 Insieme con esse si incoronò di fronde di ulivo: precedette tutto il popolo, guidando la danza di tutte le donne, mentre ogni Israelita seguiva in armi portando corone; risuonavano inni sulle loro labbra.

14 Allora Giuditta intonò questo canto di riconoscenza in mezzo a tutto Israele e tutto il popolo accompagnava a gran voce questa lode.

Los israelitas destruyen al ejército asirio

15 1-2 Cuando los soldados que estaban en sus carpas se enteraron de lo que había pasado, sintieron tanto miedo que salieron huyendo. Corrían como locos, atropellándose unos a otros. Nadie esperaba a su compañero, sino que cada uno tomaba el primer camino que encontraba. Corrían desesperados y en total desorden por el valle y por los caminos de la montaña. Los soldados que vigilaban los alrededores de Betulia, también huyeron llenos de miedo. Entonces los soldados israelitas salieron a perseguirlos.

Ozías envió mensajeros por las ciudades de Cobá, Bebai, Colá y Betomestaim, y por toda la región montañosa de Israel. Ellos contaron lo que había sucedido, y pidieron a sus compatriotas que salieran para terminar de destruir al ejército enemigo.

Cuando los israelitas recibieron la noticia, salieron a atacar a los asirios. Los persiguieron hasta Hobá, y allí los derrotaron. También los que vivían en Jerusalén y en la región montañosa se unieron a la batalla. Los israelitas de Galaad y de Galilea mataron a muchos asirios que habían llegado hasta Damasco y sus alrededores.

Los demás habitantes de Betulia, es decir, los que no habían salido a pelear, fueron al campamento asirio y se llevaron muchos objetos de valor que habían quedado allí. Luego vinieron los soldados que habían salido a pelear contra los asirios, y terminaron de llevarse lo que los asirios habían dejado abandonado. Hasta la gente que vivía en la región montañosa y en la llanura se quedó con algo.

Joaquín, que era el jefe de los sacerdotes, fue a Betulia para conocer los detalles de lo que Dios había hecho a favor de Israel. Los jefes de Israel que vivían en Jerusalén lo acompañaron. Cuando vieron a Judit, la felicitaron con estas palabras:

«¡Tú eres el gran tesoro de Jerusalén!
¡Eres lo más valioso de Israel!
¡Eres el orgullo de tu pueblo!

10 »Tú llevaste a cabo todo esto,
y le hiciste un gran favor a Israel.
Dios está feliz por lo que has hecho.
¡Que el Dios todopoderoso
te bendiga siempre!»

A esta alabanza el pueblo respondió: «¡Amén!»

11 Durante todo un mes los israelitas se dedicaron a sacar objetos del campamento asirio. A Judit le dieron la carpa de Holofernes y todo lo que había en ella: la vajilla de plata, las camas, los vasos y los utensilios de uso diario. Todo esto Judit lo cargó sobre sus carretas y sobre su mula.

Judit es aclamada

12 Todas las mujeres israelitas fueron a ver a Judit, para felicitarla y bailar en su honor. Entonces Judit tomó flores y se las dio a las mujeres que la acompañaban. 13 Ellas hicieron diademas con ramos de olivo, y se las pusieron sobre la cabeza. Al frente de todo el pueblo iba Judit, dirigiendo el baile de las mujeres. Detrás de ellas iban los hombres luciendo coronas en su cabeza, y portando sus armas. Todos, hombres y mujeres, iban cantando himnos de alabanza.

El canto de Judit

14 Entonces Judit y todos los israelitas entonaron a coro este canto de alabanza:

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