Juan 8
Nueva Biblia de las Américas
La mujer sorprendida en adulterio
8 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos(A). 2 Al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él; y sentándose, les enseñaba(B). 3 Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, 4 dijeron* a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. 5 Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres(C). ¿Tú, pues, qué dices?».
6 Decían esto, poniendo a prueba a Jesús(D), para tener de qué acusarlo(E). Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. 7 Pero como insistían en preguntar, Jesús se enderezó(F) y les dijo: «El que de ustedes esté sin pecado, sea el primero(G)en tirarle una piedra(H)».
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose(I) Jesús, le dijo: «Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?».
11 «Ninguno, Señor», respondió ella. Entonces Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno(J). Vete; y desde ahora no peques más(K)».
Jesús, la Luz del mundo
12 Jesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo(L); el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz(M)de la vida». 13 Entonces los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de Ti mismo; Tu testimonio no es verdadero[a](N)».
14 Jesús les respondió: «Aunque Yo doy testimonio(O)de Mí mismo, Mi testimonio es verdadero, porque Yo sé de dónde he venido y adónde voy(P); pero ustedes no saben de dónde vengo(Q)ni adónde voy. 15 Ustedes juzgan según la carne[b](R); Yo no juzgo a nadie(S). 16 Pero si Yo juzgo, Mi juicio es verdadero; porque no soy Yo solo, sino Yo y el Padre que[c]me envió(T). 17 Aun en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero(U). 18 Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de Mí(V)».
19 Entonces le decían: «¿Dónde está Tu Padre?». «Ustedes no me conocen a Mí ni a Mi Padre», les respondió Jesús. «Si me conocieran, conocerían también a Mi Padre(W)».
20 Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoro(X), cuando enseñaba en el templo(Y); y nadie lo prendió, porque todavía no había llegado Su hora(Z).
Advertencias a los incrédulos
21 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «Yo me voy, y me buscarán(AA), y ustedes morirán en su pecado(AB); adonde Yo voy, ustedes no pueden ir». 22 Por eso los judíos(AC) decían: «¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: “Adonde Yo voy, ustedes no pueden ir(AD)”?».
23 Y Jesús les decía: «Ustedes son de abajo, Yo soy de arriba(AE); ustedes son de este mundo(AF), Yo no soy de este mundo(AG). 24 Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo soy[d](AH), morirán en sus pecados(AI)».
25 «¿Tú quién eres?», le preguntaron. Jesús les contestó: «¿Qué les he estado diciendo desde el principio[e]? 26 Tengo mucho que decir y juzgar de ustedes, pero Aquel que me envió es veraz(AJ); y Yo, las cosas que oí de Él, estas digo al mundo(AK)».
27 Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. 28 Por eso Jesús les dijo: «Cuando ustedes levanten al Hijo del Hombre(AL), entonces sabrán que Yo soy[f](AM)y que no hago nada por Mi cuenta(AN), sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó. 29 Y Aquel que me envió está conmigo; no me ha dejado[g]solo(AO), porque Yo siempre hago lo que le agrada(AP)». 30 Al hablar estas cosas, muchos creyeron en Él(AQ).
Los verdaderos hijos de Abraham
31 Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: «Si ustedes permanecen en Mi palabra(AR), verdaderamente son Mis discípulos(AS); 32 y conocerán la verdad(AT), y la verdad los hará libres(AU)». 33 Ellos le contestaron: «Somos descendientes de Abraham(AV) y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: “Serán libres”?».
34 Jesús les respondió: «En verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado(AW); 35 y el esclavo no queda en la casa para siempre(AX); el hijo sí permanece para siempre(AY). 36 Así que, si el Hijo los hace libres(AZ), ustedes serán realmente libres. 37 Sé que ustedes son descendientes de Abraham(BA); y sin embargo, me quieren matar(BB)porque Mi palabra no tiene aceptación en ustedes[h]. 38 Yo hablo lo que he visto con Mi Padre[i]; ustedes, entonces, hacen también lo que oyeron de su padre(BC)».
39 Ellos le contestaron: «Abraham es nuestro padre(BD)». Jesús les dijo*: «Si son hijos de Abraham(BE), hagan las obras de Abraham. 40 Pero ahora me quieren matar(BF), a Mí[j]que les he dicho la verdad que oí de Dios(BG). Esto no lo hizo Abraham. 41 Ustedes hacen las obras de su padre(BH)». Ellos le dijeron: «Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios(BI)».
42 Jesús les dijo: «Si Dios fuera su Padre, me amarían(BJ), porque Yo salí de Dios y vine de Él(BK), pues no he venido por Mi propia iniciativa(BL), sino que Él[k]me envió(BM). 43 ¿Por qué no entienden lo que digo[l](BN)? Porque no pueden oír Mi palabra(BO).
44 »Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre(BP) . Él fue un asesino desde el principio(BQ) , y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira[m] , habla de su propia naturaleza(BR) , porque es mentiroso(BS) y el padre de la mentira[n] . 45 Pero porque Yo digo la verdad(BT), no me creen. 46 ¿Quién de ustedes me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad(BU), ¿por qué ustedes no me creen? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso ustedes no escuchan, porque no son de Dios(BV)».
Jesús, anterior a Abraham
48 Los judíos(BW) le contestaron: «¿No decimos con razón que Tú eres samaritano(BX) y que tienes un demonio(BY)?». 49 Jesús respondió: «Yo no tengo ningún demonio(BZ), sino que honro a Mi Padre, y ustedes me deshonran a Mí. 50 Pero Yo no busco Mi gloria(CA); hay Uno que la busca, y juzga. 51 En verdad les digo que si alguien guarda Mi palabra(CB), no verá jamás la muerte(CC)».
52 Los judíos(CD) le dijeron: «Ahora sí sabemos que tienes un demonio(CE). Abraham murió, y también los profetas, y Tú dices: “Si alguien guarda Mi palabra(CF)no probará jamás la muerte(CG)”. 53 ¿Eres Tú acaso mayor que nuestro padre(CH) Abraham que murió? Los profetas también murieron; ¿quién crees que eres?[o]».
54 Jesús respondió: «Si Yo mismo me glorifico(CI), Mi gloria no es nada; es Mi Padre el que me glorifica(CJ), de quien ustedes dicen: “Él es nuestro Dios”. 55 Ustedes no lo han conocido(CK), pero Yo lo conozco; y si digo que no lo conozco seré un mentiroso como ustedes(CL); pero sí lo conozco(CM)y guardo Su palabra(CN). 56 Abraham, el padre de ustedes(CO), se regocijó esperando ver[p]Mi día; y lo vio y se alegró(CP)».
57 Por esto los judíos(CQ) le dijeron: «Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?». 58 Jesús les dijo: «En verdad les digo, que antes que Abraham naciera[q], Yo soy(CR)». 59 Entonces tomaron piedras para tirárselas(CS), pero Jesús se ocultó[r](CT) y salió del templo[s].
Footnotes
- 8:13 O válido.
- 8:15 I.e. según un criterio carnal.
- 8:16 Algunos mss. antiguos dicen: yo y el que.
- 8:24 La mayoría de los eruditos bíblicos relacionan estas palabras con Éx. 3:14 YO SOY EL QUE SOY.
- 8:25 O Lo que les he dicho desde el principio.
- 8:28 Véase la nota, vers. 24.
- 8:29 O no me dejó.
- 8:37 O no progresa en ustedes.
- 8:38 O en la presencia del Padre.
- 8:40 Lit. a un hombre.
- 8:42 Lit. Aquél.
- 8:43 O mi manera de hablar.
- 8:44 Lit. la mentira.
- 8:44 Lit. el padre de ella.
- 8:53 Lit. ¿quién te haces?
- 8:56 Lit. para que viera.
- 8:58 Lit. viniera a ser.
- 8:59 Lit. fue ocultado.
- 8:59 Algunos mss. agregan: y pasando por en medio de ellos, se fue, y así pasó.
Juan 8
Nueva Versión Internacional
8 1 pero Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Al amanecer se presentó de nuevo en el Templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. 3 Entonces, los maestros de la Ley y los fariseos llevaron a una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio del grupo, 4 dijeron a Jesús:
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. 5 En la Ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?
6 Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. 7 Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
8 E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. 9 Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. 10 Entonces él se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están?[a] ¿Ya nadie te condena?
11 —Nadie, Señor.
Jesús dijo:
—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.
Validez del testimonio de Jesús
12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente y dijo:
—Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.
13 —Tú te presentas como tu propio testigo —alegaron los fariseos—, así que tu testimonio no es válido.
14 —Aunque yo sea mi propio testigo —respondió Jesús—, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. 15 Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie. 16 Y si lo hago, mis juicios son válidos porque no los emito por mi cuenta, sino en unión con el Padre que me envió. 17 En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. 18 Yo soy testigo de mí mismo y el Padre que me envió también da testimonio de mí.
19 Ellos preguntaron:
—¿Dónde está tu padre?
Jesús respondió:
—Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre.
20 Estas palabras las dijo Jesús en el lugar donde se depositaban las ofrendas, mientras enseñaba en el Templo. Pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su tiempo.
Yo no soy de este mundo
21 De nuevo Jesús les dijo:
—Yo me voy y ustedes me buscarán, pero en su pecado morirán. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.
22 Comentaban, por tanto, los judíos: «¿Acaso piensa suicidarse? ¿Será por eso que dice: “Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”?».
23 —Ustedes son de aquí abajo —continuó Jesús—; yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo. 24 Por eso les he dicho que morirán en sus pecados, pues, si no creen que yo soy el que afirmo ser,[b] en sus pecados morirán.
25 —¿Quién eres tú? —le preguntaron.
—En primer lugar, ¿qué tengo que explicarles?[c] —contestó Jesús—. 26 Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo.
27 Ellos no entendieron que les hablaba de su Padre. 28 Por eso Jesús añadió:
—Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado. 29 El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.
30 Mientras aún hablaba, muchos creyeron en él.
Los hijos de Abraham
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:
—Si se mantienen fieles a mis palabras, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
33 —Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?
34 —Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —afirmó Jesús—. 35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. 36 Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. 37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra. 38 Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre; y ustedes hacen lo que de su padre han escuchado.
39 —Nuestro padre es Abraham —replicaron.
Entonces Jesús les contestó:
—Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo. 40 Ustedes, en cambio, quieren matarme a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios. ¡Abraham jamás hizo algo así! 41 Las obras de ustedes son como las de su padre.
—Nosotros no somos hijos ilegítimos —le reclamaron—. Un solo Padre tenemos y es Dios mismo.
Los hijos del diablo
42 —Si Dios fuera su Padre —contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! 45 Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes me puede probar que soy culpable de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.
Declaración de Jesús acerca de sí mismo
48 —¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás endemoniado? —replicaron los judíos.
49 —No estoy poseído por ningún demonio —contestó Jesús—. Tan solo honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran a mí. 50 Yo no busco mi propia gloria; pero hay uno que la busca y él es el juez. 51 Les aseguro que el que cumple mi palabra nunca morirá.
52 —¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! —exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que, si alguno guarda tu palabra, nunca morirá. 53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham? Él murió, y también murieron los profetas. ¿Quién te crees tú?
54 —Si yo me glorifico a mí mismo —les respondió Jesús—, mi gloria no significa nada. Pero quien me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios, 55 aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes; pero lo conozco y cumplo su palabra. 56 Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró.
57 —Ni a los cincuenta años llegas —dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham?
58 Jesús afirmó:
—Les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!
59 Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió inadvertido del Templo.[d]
Juan 8
Dios Habla Hoy
8 1 Pero Jesús se dirigió al Monte de los Olivos, 2 y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él se sentó y comenzó a enseñarles.
3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, 4 y dijeron a Jesús:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. 5 En la ley, Moisés nos ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices?
6 Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. 7 Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo:
—Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.
8 Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. 9 Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10 se enderezó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?
11 Ella le contestó:
—Ninguno, Señor.
Jesús le dijo:
—Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar.]
Jesús, la luz del mundo
12 Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo:
—Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad.
13 Los fariseos le dijeron:
—Tú estás dando testimonio a favor tuyo: ese testimonio no tiene valor.
14 Jesús les contestó:
—Mi testimonio sí tiene valor, aunque lo dé yo mismo a mi favor. Pues yo sé de dónde vine y a dónde voy; en cambio, ustedes no lo saben. 15 Ustedes juzgan según los criterios humanos. Yo no juzgo a nadie; 16 pero si juzgo, mi juicio está de acuerdo con la verdad, porque no juzgo yo solo, sino que el Padre que me envió juzga conmigo. 17 En la ley de ustedes está escrito que cuando dos testigos dicen lo mismo, su testimonio tiene valor. 18 Pues bien, yo mismo soy un testigo a mi favor, y el Padre que me envió es el otro testigo.
19 Le preguntaron:
—¿Dónde está tu padre?
Jesús les contestó:
—Ustedes no me conocen a mí, ni tampoco a mi Padre; si me conocieran a mí, también conocerían a mi Padre.
20 Jesús dijo estas cosas mientras enseñaba en el templo, en el lugar donde estaban los cofres de las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque todavía no había llegado su hora.
«A donde yo voy, ustedes no pueden ir»
21 Jesús les volvió a decir:
—Yo me voy, y ustedes me van a buscar, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir.
22 Los judíos dijeron:
—¿Acaso estará pensando en matarse, y por eso dice que no podemos ir a donde él va?
23 Jesús les dijo:
—Ustedes son de aquí abajo, pero yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo. 24 Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados.
25 Entonces le preguntaron:
—¿Quién eres tú?
Jesús les respondió:
—En primer lugar, ¿por qué he de hablar con ustedes? 26 Tengo mucho que decir y que juzgar de ustedes, pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él.
27 Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. 28 Por eso les dijo:
—Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, reconocerán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. 29 Porque el que me ha enviado está conmigo; mi Padre no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada.
30 Cuando Jesús dijo esto, muchos creyeron en él.
Los hijos de Dios y los esclavos del pecado
31 Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él:
—Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; 32 conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
33 Ellos le contestaron:
—Nosotros somos descendientes de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú que seremos libres?
34 Jesús les dijo:
—Les aseguro que todos los que pecan son esclavos del pecado. 35 Un esclavo no pertenece para siempre a la familia; pero un hijo sí pertenece para siempre a la familia. 36 Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres. 37 Ya sé que ustedes son descendientes de Abraham; pero quieren matarme porque no aceptan mi palabra. 38 Yo hablo de lo que el Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.
39 Ellos le dijeron:
—¡Nuestro padre es Abraham!
Pero Jesús les contestó:
—Si ustedes fueran de veras hijos de Abraham, harían lo que él hizo. 40 Sin embargo, aunque les he dicho la verdad que Dios me ha enseñado, ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo nada así! 41 Ustedes hacen lo mismo que hace su padre.
Ellos le dijeron:
—¡Nosotros no somos hijos bastardos; tenemos un solo Padre, que es Dios!
42 Jesús les contestó:
—Si de veras Dios fuera su padre, ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado. 43 ¿Por qué no pueden entender ustedes mi mensaje? Pues simplemente porque no pueden escuchar mi palabra. 44 El padre de ustedes es el diablo; ustedes le pertenecen, y tratan de hacer lo que él quiere. El diablo ha sido un asesino desde el principio. No se mantiene en la verdad, y nunca dice la verdad. Cuando dice mentiras, habla como lo que es; porque es mentiroso y es el padre de la mentira. 45 Pero como yo digo la verdad, ustedes no me creen. 46 ¿Quién de ustedes puede demostrar que yo tengo algún pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; pero como ustedes no son de Dios, no quieren escuchar.
Cristo existe desde antes de Abraham
48 Los judíos le dijeron entonces:
—Tenemos razón cuando decimos que eres un samaritano y que tienes un demonio.
49 Jesús les contestó:
—No tengo ningún demonio. Lo que hago es honrar a mi Padre; en cambio, ustedes me deshonran. 50 Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y él es el que juzga. 51 Les aseguro que quien hace caso de mi palabra, no morirá.
52 Los judíos le contestaron:
—Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: “El que hace caso de mi palabra, no morirá.” 53 ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y los profetas también murieron. ¿Quién te has creído que eres?
54 Jesús les contestó:
—Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada. Pero el que me glorifica es mi Padre, el mismo que ustedes dicen que es su Dios. 55 Pero ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería yo tan mentiroso como ustedes. Pero ciertamente lo conozco, y hago caso de su palabra. 56 Abraham, el antepasado de ustedes, se alegró porque iba a ver mi día; y lo vio, y se llenó de gozo.
57 Los judíos dijeron a Jesús:
—Todavía no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?
58 Jesús les contestó:
—Les aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham.
59 Entonces ellos tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.
Jean 8
Segond 21
La femme adultère
8 Jésus se rendit au mont des Oliviers. 2 Mais dès le matin il revint dans le temple et tout le peuple s'approcha de lui. Il s'assit et se mit à les enseigner. 3 Alors les spécialistes de la loi et les pharisiens amenèrent une femme surprise en train de commettre un adultère. Ils la placèrent au milieu de la foule 4 et dirent à Jésus: «Maître, cette femme a été surprise en flagrant délit d'adultère. 5 Moïse, dans la loi, nous a ordonné de lapider de telles femmes. Et toi, que dis-tu?» 6 Ils disaient cela pour lui tendre un piège, afin de pouvoir l'accuser.
Mais Jésus se baissa et se mit à écrire avec le doigt sur le sol. 7 Comme ils continuaient à l'interroger, il se redressa et leur dit: «Que celui d'entre vous qui est sans péché jette le premier la pierre contre elle.» 8 Puis il se baissa de nouveau et se remit à écrire sur le sol. 9 Quand ils entendirent cela, accusés par leur conscience ils se retirèrent un à un, à commencer par les plus âgés et jusqu'aux derniers; Jésus resta seul avec la femme qui était là au milieu. 10 Alors il se redressa et, ne voyant plus qu'elle, il lui dit: «Femme, où sont ceux qui t'accusaient? Personne ne t'a donc condamnée?» 11 Elle répondit: «Personne, Seigneur.» Jésus lui dit: «Moi non plus, je ne te condamne pas; vas-y et désormais ne pèche plus.»]
Jésus, la lumière du monde
12 Jésus leur parla de nouveau. Il dit: «Je suis la lumière du monde. Celui qui me suit ne marchera pas dans les ténèbres, mais il aura au contraire la lumière de la vie.»
13 Là-dessus, les pharisiens lui dirent: «Tu te rends témoignage à toi-même; ton témoignage n'est pas vrai.» 14 Jésus leur répondit: «Même si je me rends témoignage à moi-même, mon témoignage est vrai, car je sais d'où je suis venu et où je vais. Quant à vous, vous ne savez pas d'où je viens ni où je vais. 15 Vous, vous jugez de façon humaine; moi, je ne juge personne. 16 Et si je juge, mon jugement est vrai, car je ne suis pas seul, mais le Père qui m'a envoyé est avec moi. 17 Il est écrit dans votre loi que le témoignage de deux personnes est vrai. 18 Or, je me rends témoignage à moi-même et le Père qui m'a envoyé me rend aussi témoignage.» 19 Ils lui dirent donc: «Où est ton père?» Jésus répondit: «Vous ne connaissez ni moi ni mon Père. Si vous me connaissiez, vous connaîtriez aussi mon Père.»
20 Jésus dit ces paroles alors qu'il enseignait dans le temple à l'endroit où était le trésor, et personne ne l'arrêta parce que son heure n'était pas encore venue.
21 Jésus leur dit encore: «Je m'en vais et vous me chercherez, mais vous mourrez dans votre péché; vous ne pouvez pas venir là où je vais.» 22 Là-dessus les Juifs dirent: «Va-t-il se tuer, puisqu'il dit: ‘Vous ne pouvez pas venir où je vais’?» 23 Il leur dit: «Vous êtes d'en bas; moi, je suis d'en haut. Vous êtes de ce monde; moi, je ne suis pas de ce monde. 24 C'est pourquoi je vous ai dit que vous mourrez dans vos péchés. En effet, si vous ne croyez pas que moi, je suis[a], vous mourrez dans vos péchés.» 25 «Toi, qui es-tu?» lui dirent-ils. Jésus leur répondit: «Ce que je vous dis depuis le début. 26 J'ai beaucoup de choses à dire et à juger à votre sujet, mais celui qui m'a envoyé est vrai, et ce que j'ai entendu de lui, je le dis au monde.» 27 Ils ne comprirent pas qu'il leur parlait du Père. 28 Jésus leur dit donc: «Quand vous aurez élevé le Fils de l'homme, alors vous reconnaîtrez que moi, je suis et que je ne fais rien de moi-même, mais que je dis ce que mon Père m'a enseigné. 29 Celui qui m'a envoyé est avec moi, il ne m'a pas laissé seul, parce que je fais toujours ce qui lui est agréable.»
30 Comme Jésus disait cela, beaucoup crurent en lui. 31 Alors il dit aux Juifs qui avaient cru en lui: «Si vous demeurez dans ma parole, vous êtes vraiment mes disciples, 32 vous connaîtrez la vérité, et la vérité vous rendra libres.» 33 Ils lui répondirent: «Nous sommes la descendance d'Abraham et nous n'avons jamais été esclaves de personne. Comment peux-tu dire: ‘Vous deviendrez libres’?» 34 «En vérité, en vérité, je vous le dis, leur répliqua Jésus, toute personne qui commet le péché est esclave du péché. 35 Or, l'esclave ne reste pas pour toujours dans la famille; c’est le fils qui y reste pour toujours. 36 Si donc le Fils vous libère, vous serez réellement libres. 37 Je sais que vous êtes la descendance d'Abraham. Pourtant, vous cherchez à me faire mourir, parce que ma parole ne pénètre pas en vous. 38 Je dis ce que j'ai vu chez mon Père et vous, vous faites ce que vous avez entendu de la part de votre père.»
39 Ils lui répondirent: «Notre père, c'est Abraham.» Jésus leur dit: «Si vous étiez les enfants d'Abraham, vous agiriez comme lui. 40 Mais en réalité, vous cherchez à me faire mourir, moi qui, en tant qu’être humain, vous ai dit la vérité que j'ai entendue de Dieu. Cela, Abraham ne l'a pas fait. 41 Vous, vous agissez comme votre père.» Ils lui dirent: «Nous, nous ne sommes pas des enfants illégitimes; nous avons un seul Père: Dieu.» 42 Jésus leur dit: «Si Dieu était votre Père, vous m'aimeriez, car c'est de Dieu que je suis sorti et c'est de sa part que je viens. Je ne suis pas venu de moi-même, mais c'est au contraire lui qui m'a envoyé. 43 Pourquoi ne comprenez-vous pas mon langage? Parce que vous ne pouvez pas écouter ma parole. 44 Vous, vous avez pour père le diable et vous voulez accomplir les désirs de votre père. Il a été meurtrier dès le commencement et il ne s'est pas tenu dans la vérité parce qu'il n'y a pas de vérité en lui. Lorsqu'il profère le mensonge, il parle de son propre fond, car il est menteur et le père du mensonge. 45 Mais moi, parce que je dis la vérité, vous ne me croyez pas. 46 Qui de vous me convaincra de péché? Si je dis la vérité, pourquoi ne me croyez-vous pas? 47 Celui qui est de Dieu écoute les paroles de Dieu; vous, vous n'écoutez pas parce que vous n'êtes pas de Dieu.»
48 Les Juifs lui répondirent: «N'avons-nous pas raison de dire que tu es un Samaritain[b] et que tu as un démon?» 49 Jésus répliqua: «Je n'ai pas de démon. Au contraire, j'honore mon Père et vous, vous me déshonorez. 50 Je ne cherche pas ma gloire. Il y en a un qui la cherche et qui juge. 51 En vérité, en vérité, je vous le dis, si quelqu'un garde ma parole, il ne mourra jamais.» 52 «Maintenant, lui dirent les Juifs, nous savons que tu as un démon. Abraham est mort, les prophètes aussi, et toi, tu dis: ‘Si quelqu'un garde ma parole, il ne mourra jamais.’ 53 Serais-tu plus grand que notre père Abraham, qui est mort? Les prophètes aussi sont morts. Pour qui te prends-tu donc?»
54 Jésus répondit: «Si je me rends gloire à moi-même, ma gloire ne vaut rien. Cependant, c'est mon Père qui me rend gloire, lui que vous présentez comme votre Dieu 55 alors que vous ne le connaissez pas. Moi, je le connais; et si je disais que je ne le connais pas, je serais comme vous: un menteur. Mais je le connais et je garde sa parole. 56 Votre ancêtre Abraham a été rempli de joie à la pensée de voir mon jour; il l'a vu et il s'est réjoui.» 57 Les Juifs lui dirent: «Tu n'as pas encore 50 ans et tu as vu Abraham!» 58 Jésus leur dit: «En vérité, en vérité, je vous le dis, avant qu'Abraham soit né, je suis.»
59 Là-dessus, ils prirent des pierres pour les jeter contre lui, mais Jésus se cacha et sortit du temple [en passant au milieu d'eux. C’est ainsi qu’il s’en alla].
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