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El que se crea demasiado grande cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. Cada uno debe examinar su conducta; y si tiene algo de qué sentirse orgulloso, que no se compare con nadie. Cada cual tiene que cargar con su propia responsabilidad.

Los que estudian la Palabra de Dios deben ayudar económicamente a sus maestros.

No se engañen a sí mismos; nadie puede engañar a Dios; uno siempre recogerá lo que haya sembrado. El que siembra para satisfacer los apetitos de su naturaleza pecaminosa, de ella cosechará destrucción; pero quien planta lo que le agrada al Espíritu, cosechará vida eterna del Espíritu.

Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque si lo hacemos sin desmayar, a su debido tiempo recogeremos la cosecha. 10 Por lo tanto, hagamos el bien a todos cada vez que se presente la oportunidad, y especialmente a los que, por la fe, son de la familia.

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