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Pero cuando llegó el momento oportuno, Dios nos mandó a su hijo, que nació de una mujer y vivió bajo la ley. Así lo hizo Dios para poder comprar nuestra libertad de la ley y adoptarnos como sus hijos. Ustedes son hijos de Dios; y por lo tanto, él puso el Espíritu de su Hijo en nosotros, y ese Espíritu grita: «¡Querido padre!»[a] Entonces ya no eres esclavo sino hijo, y por ser hijo, Dios te ha hecho su heredero.

Pablo ama a los creyentes de Galacia

En el pasado, cuando ustedes no conocían a Dios, eran esclavos de dioses falsos. Pero ahora conocen al verdadero Dios. Mejor dicho, ahora Dios los conoce. Entonces, ¿por qué vuelven a esas reglas elementales, inútiles y débiles que tenían antes? ¿Quieren ser esclavos de ellas otra vez?

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Footnotes

  1. 4:6 «¡Querido padre!» Textualmente ¡Abba!, una palabra en idioma arameo. Los niños llamaban Abba a su padre.