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Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.(A)

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Pero, cuando se cumplió el plazo,[a] Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Vosotros ya sois hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y, como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.

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Footnotes

  1. 4:4 se cumplió el plazo. Lit. vino la plenitud del tiempo.

Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abbá! ¡Padre!» Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.

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Pero cuando vino la plenitud[a] del tiempo(A), Dios envió a su Hijo, nacido de mujer(B), nacido bajo la ley(C), a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos(D). Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones(E), clamando: ¡Abba! ¡Padre(F)! Por tanto, ya no eres siervo[b], sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios[c](G).

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Footnotes

  1. Gálatas 4:4 O, el cumplimiento
  2. Gálatas 4:7 O, esclavo
  3. Gálatas 4:7 I.e., mediante la acción de la gracia de Dios

Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos. Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en ustedes. Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos permite llamarlo: «Papá, querido Papá». Ustedes ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a recibir su herencia.

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