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(A)La Escritura preveía lo que pasaría en el futuro: debido a la fe de los que no son judíos, Dios los aprobaría y le dio a Abraham esta buena noticia: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti».[a] Esto significa que todos los que tienen fe compartirán la misma bendición que recibió Abraham por haber creído.

10 (B)Los que se preocupan sólo por cumplir la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Uno debe hacer todo lo que dice la ley y si no obedece siempre la ley, estará bajo maldición».[b] 11 (C)Entonces es claro que nadie logra ser aprobado por Dios a través de la ley, porque «el aprobado por Dios, por la fe vivirá».[c] 12 (D)La ley no se basa en la fe. Por el contrario, «la persona que practica la ley obtiene vida gracias al mandamiento».[d] 13 Cristo pagó para librarnos de la maldición de la ley y aceptó estar bajo maldición en lugar de nosotros. La Escritura dice: «Maldito todo aquel cuyo cuerpo es colgado en un madero».[e] 14 Cristo hizo eso para que las bendiciones que recibió Abraham llegaran a las demás naciones. Las bendiciones vienen a través de Jesucristo para que por medio de la fe recibamos el Espíritu que Dios prometió.

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Footnotes

  1. 3:8 Cita de Gn 12:3.
  2. 3:10 Cita de Dt 27:26.
  3. 3:11 Cita de Hab 2:4.
  4. 3:12 Cita de Lv 18:5.
  5. 3:13 colgado en un madero o crucificándolo. La expresión «colgar en un madero» es una forma de referirse a la crucifixión. Comparar con Dt 21:22-23 y Hch 5:30; 10:39.

Es más, las Escrituras previeron este tiempo en el que Dios haría justos a sus ojos a los gentiles[a] por causa de su fe. Dios anunció esa Buena Noticia a Abraham hace tiempo, cuando le dijo: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti»[b]. Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.

10 Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios»[c]. 11 Queda claro, entonces, que nadie puede hacerse justo ante Dios por tratar de cumplir la ley, ya que las Escrituras dicen: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida»[d]. 12 El camino de la fe es muy diferente del camino de la ley, que dice: «Es mediante la obediencia a la ley que una persona tiene vida»[e].

13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»[f]. 14 Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido.[g]

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Footnotes

  1. 3:8a Gentil[es], que no es judío.
  2. 3:8b Gn 12:3; 18:18; 22:18.
  3. 3:10 Dt 27:26.
  4. 3:11 Ha 2:4.
  5. 3:12 Lv 18:5.
  6. 3:13 Dt 21:23 (versión griega).
  7. 3:14 Algunos manuscritos dicen recibir la bendición del Espíritu Santo por medio de la fe.

Y la Escritura, habiendo previsto que por la fe Dios había de justificar a los gentiles, anunció de antemano el evangelio a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones[a]. Desde luego, los que se basan en la fe son benditos junto con Abraham, el hombre de fe.

10 Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas[b]. 11 Desde luego, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque el justo vivirá por la fe[c]. 12 Ahora bien, la ley no se basa en la fe; al contrario, el que hace estas cosas vivirá por ellas[d]. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero[e]), 14 para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe.

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Y la Escritura misma, previendo que Dios restablecería en su amistad a todas las naciones mediante la fe, anunció de antemano a Abrahán esta buena noticia: Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti. Así que todos los que creen serán bendecidos junto con el creyente Abrahán.

10 Por el contrario, cuantos viven pendientes de cumplir la ley están bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley. 11 Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será restablecido por Dios en su amistad, ya que también dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida. 12 Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá. 13 Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero. 14 La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.

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La Escritura, viendo de antemano que también entre los no judíos iba Dios a reconocer como justos a los que tuvieran fe, había anunciado a Abraham esta buena noticia: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.» De manera que los que creen son bendecidos junto con Abraham, que también creyó.

10 Quienes ponen su confianza en la ley están bajo maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Por tanto, está claro que nadie es reconocido como justo en virtud de la ley; pues la Escritura dice: «El justo por la fe vivirá.» 12 Pero la ley no se basa en la fe, sino que dice: «El que cumpla la ley, vivirá por ella.»

13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: «Maldito todo el que muere colgado de un madero.» 14 Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.

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