Gálatas 3:19-4:7

La Biblia de las Américas

¹⁹ Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de^[a] las transgresiones^(A), hasta que viniera la descendencia^[b] a la cual había sido hecha la promesa^(B), ley que fue promulgada mediante ángeles^(C) por mano de un mediador^(D). ²⁰ Ahora bien, un mediador no es de una parte solamente, ya que Dios es uno solo^(E). ²¹ ¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo^(F)! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido^[c] de la ley^(G). ²² Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado^(H), para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen.

²³ Y antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados^(I) para la fe que había de ser revelada. ²⁴ De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo^[d] para conducirnos a Cristo^(J), a fin de que seamos justificados por la fe^(K). ²⁵ Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo ayo^[e](L), ²⁶ pues todos sois hijos de Dios^(M) mediante la fe en Cristo Jesús^(N). ²⁷ Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo^(O), de Cristo os habéis revestido^(P). ²⁸ No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni^[f] mujer^(Q); porque todos sois uno^(R) en Cristo Jesús^(S). ²⁹ Y si sois de Cristo^(T), entonces sois descendencia^[g] de Abraham, herederos según la promesa^(U).

La adopción es solo mediante Jesucristo

4 Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad^[h], en nada es diferente del siervo^[i], aunque sea el dueño^[j] de todo, ² sino que está bajo guardianes y tutores^[k] hasta la edad señalada^[l] por el padre. ³ Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre^(V) bajo las cosas elementales^[m] del mundo^(W). ⁴ Pero cuando vino la plenitud^[n] del tiempo^(X), Dios envió a su Hijo, nacido de mujer^(Y), nacido bajo la ley^(Z), ⁵ a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos^(AA). ⁶ Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones^(AB), clamando: ¡Abba! ¡Padre^(AC)! ⁷ Por tanto, ya no eres siervo^[o], sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios^[p](AD).