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Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe»[a]. Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que ponen su fe en Dios.

Es más, las Escrituras previeron este tiempo en el que Dios haría justos a sus ojos a los gentiles[b] por causa de su fe. Dios anunció esa Buena Noticia a Abraham hace tiempo, cuando le dijo: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti»[c]. Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.

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Footnotes

  1. 3:6 Gn 15:6.
  2. 3:8a Gentil[es], que no es judío.
  3. 3:8b Gn 12:3; 18:18; 22:18.

16 Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo.[a] Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos[b]», como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo. 17 Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde—cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa. 18 Pues, si fuera posible recibir la herencia por cumplir la ley, entonces esa herencia ya no sería el resultado de aceptar la promesa de Dios; pero Dios, por su gracia, se la concedió a Abraham mediante una promesa.

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Footnotes

  1. 3:16a En griego simiente; también en 3:16c, 19. Ver notas en Gn 12:7 y 13:15.
  2. 3:16b En griego simientes.

19 Entonces, ¿para qué se entregó la ley? Fue añadida a la promesa para mostrarle a la gente sus pecados, pero la intención era que la ley durara solo hasta la llegada del hijo prometido. Por medio de ángeles, Dios entregó su ley a Moisés, quien hizo de mediador entre Dios y el pueblo. 20 Ahora bien, un mediador es de ayuda si dos o más partes tienen que llegar a un acuerdo, pero Dios—quien es uno solo—no usó ningún mediador cuando le dio la promesa a Abraham.

21 ¿Hay algún conflicto, entonces, entre la ley de Dios y las promesas de Dios[a]? ¡De ninguna manera! Si la ley pudiera darnos vida nueva, nosotros podríamos hacernos justos ante Dios por obedecerla; 22 pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.

Hijos de Dios por medio de la fe

23 Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe.

24 Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe. 25 Y ahora que ha llegado el camino de la fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestra tutora.

26 Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. 27 Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva.[b] 28 Ya no hay judío ni gentil,[c] esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. 29 Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos[d] de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.

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Footnotes

  1. 3:21 Algunos manuscritos dicen y las promesas?
  2. 3:27 En griego se han puesto a Cristo.
  3. 3:28 En griego judío ni griego.
  4. 3:29 En griego son la simiente.

Ahora bien, ¿acaso Dios no cumplió su promesa a Israel? ¡No, porque no todos los que nacen en la nación de Israel son en verdad miembros del pueblo de Dios! Ser descendientes de Abraham no los hace verdaderos hijos de Abraham, pues las Escrituras dicen: «Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes»[a], aunque Abraham también tuvo otros hijos. Eso significa que no todos los descendientes naturales de Abraham son necesariamente hijos de Dios. Solo los hijos de la promesa son considerados hijos de Abraham;

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Footnotes

  1. 9:7 Gn 21:12.

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