27 Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. 28 Isaac quería más a Esaú porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.

29 Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo:

30 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom.)[a]

31 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —respondió Jacob.

32 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?

33 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.

Esaú se lo juró y fue así como vendió a Jacob sus derechos de primogénito.

34 Jacob, por su parte, dio a Esaú pan y guiso de lentejas. Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue.

De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor.

Isaac y Abimélec

26 En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos. Allí el Señor se apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te voy a hablar. Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que hice a tu padre Abraham. Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, porque Abraham me obedeció y cumplió mis órdenes y mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes».

Isaac se quedó en Guerar.

Y cuando la gente del lugar preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.

Isaac vivió allí un largo tiempo. Un día, Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo:

—¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?

—Yo pensé que por causa de ella podrían matarme —contestó Isaac.

10 —¿Por qué nos hiciste esto? —respondió Abimélec—. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado!

11 Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo:

—Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte.

12 Isaac sembró en aquella región y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señor lo había bendecido. 13 Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico. 14 Esto causó que los filisteos comenzaran a tenerle envidia, pues llegó a tener muchas ovejas, vacas y siervos. 15 Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado. 16 Así que Abimélec dijo a Isaac:

—Aléjate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.

17 Isaac se fue de allí y acampó en el valle de Guerar, donde se quedó a vivir. 18 Abrió nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham y que los filisteos habían tapado después de su muerte. Entonces les puso los mismos nombres que su padre les había dado.

19 Cierta vez, cuando los siervos de Isaac estaban cavando en el valle, encontraron un manantial. 20 Pero los pastores de Guerar discutieron acaloradamente con los pastores de Isaac, alegando que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Esek,[b] porque habían peleado con él. 21 Después sus siervos cavaron otro pozo, por el cual también discutieron. Por eso Isaac lo llamó Sitna.[c] 22 Entonces Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no hubo ninguna discusión. A este pozo lo llamó Rejobot[d] y dijo: «El Señor nos ha dado mucho espacio para que prosperemos en esta región».

23 De allí Isaac se dirigió a Berseba. 24 Esa noche se apareció el Señor y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia».

25 Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar y sus siervos cavaron un pozo.

26 Cierto día, Abimélec fue a ver a Isaac desde Guerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat y de Ficol, el comandante de su ejército. 27 Isaac preguntó:

—Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme?

28 —Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo —respondieron—. Por eso, queremos proponerte que hagamos entre nosotros un trato bajo juramento. Ese pacto será el siguiente: 29 Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del Señor eres tú!

30 Isaac les preparó un banquete y comieron y bebieron. 31 A la mañana siguiente se levantaron muy temprano e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió y ellos se fueron en paz.

32 Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado y dijeron:

—¡Hemos encontrado agua!

33 Isaac llamó a ese pozo Juramento.[e] Por eso la ciudad se llama Berseba[f] hasta el día de hoy.

Isaac bendice a Jacob

34 Esaú tenía cuarenta años cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. 35 Estas dos mujeres causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.

27 Isaac había llegado a viejo y se había debilitado su vista. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor.

—¡Hijo mío! —dijo.

—Aquí estoy —contestó Esaú.

—Como te darás cuenta, ya estoy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme. Pues toma tus armas, tu arco y tus flechas y ve al campo a cazarme algún animal. Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces yo mismo te bendeciré antes de morir.

Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac hablaba a su hijo Esaú, en cuanto este se fue al campo a cazar un animal para su padre, ella dijo a su hijo Jacob:

—Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morir lo va a bendecir, poniendo al Señor como testigo. Ahora bien, hijo mío, escúchame bien y haz lo que te mando. Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta. 10 Tú se lo llevarás para que se lo coma y así él te dará su bendición antes de morirse.

11 Pero Jacob dijo a su madre:

—Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo y yo soy lampiño. 12 Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.

13 —Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan solo haz lo que te pido y ve a buscarme esos cabritos.

14 Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre. 15 Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob. 16 Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello, 17 y entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.

18 Jacob se presentó ante su padre y dijo:

—¡Padre!

—Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.

19 —Soy Esaú, tu primogénito —contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.

20 Pero Isaac preguntó a su hijo:

—¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío?

—El Señor tu Dios me ayudó —respondió Jacob.

21 Isaac dijo:

—Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.

22 Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo:

—La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú. 23 Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo 24 cuando volvió a preguntarle:

—¿En serio eres mi hijo Esaú?

—Claro que sí —respondió Jacob.

25 Entonces su padre dijo:

—Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición.

Jacob sirvió y su padre comió. También le llevó vino y su padre lo bebió. 26 Luego dijo su padre:

—Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso.

27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras:

«El olor de mi hijo
    es como el de un campo
    bendecido por el Señor.
28 Que Dios te conceda el rocío del cielo;
    que de la riqueza de la tierra
    te dé grano y vino nuevo en abundancia.
29 Que te sirvan los pueblos;
    que se postren ante ti las naciones.
Que seas señor de tus hermanos;
    que se postren ante ti los hijos de tu madre.
Maldito sea el que te maldiga
    y bendito el que te bendiga».

30 No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob y este de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar. 31 También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo:

—Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición.

32 Pero Isaac lo interrumpió:

—¿Quién eres tú?

—Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió.

33 Isaac comenzó a temblar y muy sobresaltado dijo:

—¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. ¡Ya le di mi bendición y no puedo quitársela!

34 Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo:

—¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!

35 Pero Isaac respondió:

—Tu hermano vino y me engañó y se llevó la bendición que a ti te correspondía.

36 —¡Con toda razón le pusieron Jacob![g] —respondió Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí?

37 Isaac respondió:

—Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?

38 Pero Esaú insistió:

—¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!

Y se echó a llorar. 39 Entonces su padre dijo:

«Vivirás lejos de las riquezas de la tierra,
    lejos del rocío que cae del cielo.
40 Gracias a tu espada,
    vivirás y servirás a tu hermano.
Pero, cuando te impacientes,
    te librarás de su yugo».

Jacob huye de Esaú

41 A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob».

42 Cuando Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, mandó llamar a Jacob y le dijo:

—Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti. 43 Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye enseguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán, 44 y quédate con él por unos días, hasta que se calme el enojo de tu hermano. 45 Cuando ya se haya tranquilizado y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día?

46 Luego Rebeca dijo a Isaac:

—Estas mujeres hititas me tienen cansada. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

28 Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó:

—No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán. Vete ahora mismo a Padán Aram,[h] a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allá con una de las hijas de tu tío Labán. Que el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y haga que salgan de ti numerosas naciones. Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios prometió a Abraham.

Así envió Isaac a Jacob a Padán Aram, a la casa de Labán, quien era hijo de Betuel, el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú.

Footnotes

  1. 25:30 En hebreo, Edom significa rojo.
  2. 26:20 Esek en hebreo significa pelea.
  3. 26:21 Sitna en hebreo significa enemistad.
  4. 26:22 Rejobot en hebreo significa lugar ancho.
  5. 26:33 Juramento. Alt. Siete.
  6. 26:33 En hebreo, Berseba puede significar Pozo del Juramento o Pozo de los Siete.
  7. 27:36 En hebreo, Jacob significa él agarra el talón (en sentido figurado: él suplanta o engaña).
  8. 28:2 Padán Aram. Es decir, el noroeste de Mesopotamia; también en vv. 5, 6 y 7.

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