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y envió un cuervo, el cual salió y estuvo yendo y viniendo, hasta que las aguas sobre la tierra se fueron secando. También dejó salir una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de la faz de la tierra, pero al no hallar la paloma donde asentarse, volvió al arca, donde estaba él, porque las aguas aún cubrían la faz de toda la tierra. Entonces Noé extendió la mano y, tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.

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