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34 Pero tienen que traerme a su hermano menor. Así sabré que no son espías, sino gente honrada, y yo les devolveré a su hermano. Entonces podrán hacer negocios aquí”».

35 Cuando comenzaron a vaciar sus sacos, se encontraron con que en cada uno de ellos estaba su dinero. Al ver las bolsas de dinero, tanto ellos como su padre se asustaron mucho. 36 Entonces su padre les dijo:

—¡Ustedes me van a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros; Simeón, tampoco; ¡y ahora quieren llevarse también a Benjamín! ¡Todo esto acabará por matarme!

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