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Pero sabiendo Onán que el hijo que le naciera no sería considerado suyo, sucedía que cada vez que se unía a la mujer de su hermano, vertía en tierra para no dar descendencia a su hermano. 10 Pero lo que hacía era malo ante los ojos del SEÑOR, y también a él le quitó la vida. 11 Entonces habló Judá a Tamar su nuera, diciendo:

—Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela.

Porque pensaba: “No sea que muera él también como sus hermanos”.

Y Tamar se fue y permaneció en la casa de su padre.

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