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29 Que los pueblos te sirvan,

y las naciones se postren ante ti.

Sé señor de tus hermanos

y póstrense ante ti los hijos de tu madre.

Sean malditos los que te maldigan

y benditos los que te bendigan.

30 Y sucedió luego que Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y cuando apenas había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, que su hermano Esaú llegó de cazar. 31 Él también hizo un potaje, lo llevó a su padre y le dijo:

—Levántate, padre mío, y come de la caza de tu hijo, para que tú me bendigas.

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