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20 Vació, pues, rápidamente su cántaro en el abrevadero, corrió a sacar más agua del pozo y trajo para todos los camellos. 21 El hombre, mientras tanto, la miraba en silencio, preguntándose si el Señor había dado o no éxito a su viaje. 22 Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba unos seis gramos, y dos brazaletes de oro que pesaban algo más de cien gramos para las muñecas de la muchacha,

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