Add parallel Print Page Options

— Aunque soy un forastero, un extranjero entre ustedes, véndanme una sepultura en propiedad dentro de su territorio para poder enterrar a mi esposa difunta.

Los hititas le respondieron:

— ¡Escúchanos, señor! Nosotros te consideramos un hombre distinguido por Dios. Sepulta a tu esposa difunta en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que la entierres.

Read full chapter