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18 ¡Anda, vete a donde está el muchacho y agárralo con fuerza de la mano, porque yo haré de él una gran nación!

19 Entonces Dios le abrió a Agar los ojos y vio un pozo de agua. Enseguida fue allá, llenó el odre y dio de beber al niño. 20 Dios protegió al niño, y este fue creciendo. Vivía en el desierto y era un buen tirador de arco;

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