Add parallel Print Page Options

20 Fíjate, por favor, en esa ciudad que está aquí cerca y déjame refugiarme en ella, pues es insignificante —¿no es verdad que lo es?—. Déjame buscar refugio en ella para poner a salvo mi vida.

21 El ángel le respondió:

— Está bien, acepto tu petición. No destruiré la ciudad de que me hablas. 22 Pero, ¡anda! vete allá de una vez, porque no puedo hacer nada mientras no llegues allí.

Por eso a aquella ciudad se le dio el nombre de Soar.

Read full chapter