Add parallel Print Page Options

y les dijo:

―Señores, vengan a mi casa para que se laven los pies y duerman. Mañana temprano podrán continuar el viaje.

―No, gracias —dijeron ellos—. Pasaremos la noche en la plaza.

Pero Lot insistió tanto, que ellos le aceptaron la invitación y se fueron con él a la casa. Allí él les sirvió una buena cena con pan sin levadura, recién horneado. Todavía no se habían acostado, cuando todos los hombres de Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo, rodearon la casa.

Read full chapter