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Entonces Saraí le dijo a Abrán:

«¡Que mi afrenta recaiga sobre ti! Yo te di por mujer a mi sierva, y al verse encinta me mira con desprecio. ¡Que juzgue el Señor entre tú y yo!»

Y Abrán le respondió a Saraí:

«Pues tu sierva está en tus manos. ¡Haz con ella lo que mejor te parezca!»

Y como Saraí la humillaba, ella huyó de su presencia. Pero el ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto, que es el manantial que está en el camino a Shur,

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