Génesis 11-21
Reina-Valera 1995
La torre de Babel
11 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Aconteció que cuando salieron de oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Un día se dijeron unos a otros: «Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego.» Así el ladrillo les sirvió en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Después dijeron: «Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.»
5 Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: «El pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; han comenzado la obra y nada los hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.»
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por eso se la llamó Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
Descendientes de Sem(A)
10 Éstos son los descendientes de Sem: Sem, de edad de cien años engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.
12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. 13 Vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
14 Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. 15 Vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
16 Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. 17 Vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.
18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. 19 Vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.
20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21 Vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.
22 Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. 23 Vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.
24 Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. 25 Vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.
26 Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.
Descendientes de Taré
27 Éstos son los descendientes de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán, y Harán engendró a Lot. 28 Harán murió antes que su padre Taré en Ur de los caldeos, la tierra donde había nacido.
29 Abram y Nacor tomaron para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Pero Sarai era estéril y no tenía hijos.
31 Tomó Taré a su hijo Abram, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Pero cuando llegaron a Harán se quedaron allí. 32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años, y murió Taré en Harán.
Llamamiento de Abram
12 Jehová había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.»
4 Se fue Abram, como Jehová le dijo, y con él marchó Lot. Tenía Abram setenta y cinco años de edad cuando salió de Harán. 5 Tomó, pues, Abram a Sarai, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán.
Llegaron a Canaán, 6 y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, donde está la encina de More. El cananeo vivía entonces en la tierra. 7 Y se apareció Jehová a Abram, y le dijo: «A tu descendencia daré esta tierra.» Y edificó allí un altar a Jehová, quien se le había aparecido. 8 De allí pasó a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda entre Bet-el al occidente y Hai al oriente; edificó en ese lugar un altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 9 Luego Abram partió de allí, avanzando poco a poco hacia el Neguev.
Abram en Egipto
10 Hubo entonces hambre en la tierra; y descendió Abram a Egipto para vivir allí, porque era mucha el hambre en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Sé que eres mujer de hermoso aspecto; 12 en cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su mujer.” Entonces me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. 13 Di, pues, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya; así, gracias a ti, salvaré mi vida.»
14 Aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era muy hermosa. 15 También la vieron los príncipes del faraón, quienes la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa del faraón. 16 Éste trató bien por causa de ella a Abram, que tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.
17 Pero Jehová hirió al faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram. 18 Entonces el faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, aquí está tu mujer; tómala y vete.» 20 Y el faraón ordenó a su gente que escoltara a Abram y a su mujer, con todo lo que tenía.
Separación de Abram y Lot
13 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, con su mujer y con todo lo que tenía, y con él iba Lot. 2 Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro. 3 Caminó de jornada en jornada desde el Neguev hasta Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda, entre Bet-el y Hai, 4 al lugar del altar que antes había edificado; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
5 También Lot, que iba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6 Y la tierra no era suficiente para que habitaran juntos, pues sus posesiones eran muchas y no podían habitar en un mismo lugar. 7 Hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot. (El cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.) 8 Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda.»
10 Alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán, toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que Jehová destruyera Sodoma y Gomorra. 11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; se fue, pues, Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. 12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. 13 Pero los habitantes de Sodoma eran malos y cometían horribles pecados contra Jehová.
14 Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: «Alza ahora tus ojos y, desde el lugar donde estás, mira al norte y al sur, al oriente y al occidente. 15 Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Haré tu descendencia como el polvo de la tierra: que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17 Levántate y recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la daré.»
18 Así pues, Abram levantó su tienda, se fue y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, donde edificó un altar a Jehová.
Liberación de Lot
14 Aconteció en los días de Amrafel, rey de Sinar, Arioc, rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam, y Tidal, rey de Goim, 2 que estos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, contra Birsa, rey de Gomorra, contra Sinab, rey de Adma, contra Semeber, rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. 3 Todos estos se juntaron en el valle del Sidim, que es el Mar Salado. 4 Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. 5 En el año decimocuarto vino Quedorlaomer con los reyes que estaban de su parte y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim 6 y a los horeos en los montes de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. 7 Después regresaron y llegaron a En-mispat, que es Cades, y destruyeron todo el país de los amalecitas y también al amorreo que habitaba en Hazezon-tamar.
8 Entonces salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y pelearon contra ellos en el valle del Sidim; 9 esto es, contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal, rey de Goim, Amrafel, rey de Sinar, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10 El valle del Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, cayeron allí; los demás huyeron al monte. 11 Los vencedores tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. 12 Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que habitaba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. 13 Uno de los que escaparon fue y dio aviso a Abram, el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram.
14 Al oír Abram que su pariente estaba prisionero, armó a trescientos dieciocho criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan. 15 Cayó sobre ellos de noche, él con sus siervos, y los atacó, y los fue siguiendo hasta Hoba, al norte de Damasco. 16 Recobró así todos los bienes, y también a su pariente Lot, los bienes de éste, las mujeres y demás gente.
Melquisedec bendice a Abram
17 Cuando volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y lo bendijo, diciendo:
«Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra;
20 y bendito sea el Dios Altísimo,
que entregó a tus enemigos en tus manos.»
Y le dio Abram los diezmos de todo.
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram:
—Dame las personas y toma para ti los bienes.
22 Respondió Abram al rey de Sodoma:
—He jurado a Jehová, Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que ni un hilo ni una correa de calzado tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: “Yo enriquecí a Abram”; 24 excepto solamente lo que comieron los jóvenes. Pero los hombres que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, sí tomarán su parte.
La promesa de un hijo
15 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo:
—No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será muy grande.
2 Respondió Abram:
—Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno?
3 Dijo también Abram:
—Como no me has dado prole, mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.
4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo:
—No te heredará éste, sino que un hijo tuyo será el que te herede.
5 Entonces lo llevó fuera y le dijo:
—Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar.
Y añadió:
—Así será tu descendencia.
6 Abram creyó a Jehová y le fue contado por justicia. 7 Jehová le dijo:
—Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos para darte a heredar esta tierra.
8 Abram respondió:
—Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?
9 Jehová le dijo:
—Tráeme una becerra de tres años, una cabra de tres años y un carnero de tres años; y una tórtola y un palomino.
10 Tomó Abram todos estos animales, los partió por la mitad y puso cada mitad enfrente de la otra; pero no partió las aves. 11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, pero Abram las ahuyentaba. 12 A la caída del sol cayó sobre Abram un profundo sopor, y el temor de una gran oscuridad cayó sobre él.
13 Entonces Jehová le dijo:
—Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. 14 Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. 16 Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo.
17 Cuando se puso el sol y todo estaba oscuro, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 Aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo:
—A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates: 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Agar e Ismael
16 Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Dijo Sarai a Abram:
—Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva, y quizá tendré hijos de ella.
Atendió Abram el ruego de Sarai. 3 Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, su mujer Sarai tomó a Agar, su sierva egipcia, y la dio por mujer a su marido Abram. 4 Él se llegó, pues, a Agar, la cual concibió; pero al ver que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5 Entonces Sarai dijo a Abram:
—¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse encinta me mira con desprecio. ¡Juzgue Jehová entre tú y yo!
6 Respondió Abram a Sarai:
—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca.
Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.
7 La halló el Ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. 8 Y le dijo:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Ella respondió:
—Huyo de delante de Sarai, mi señora.
9 Le dijo el Ángel de Jehová:
—Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano.
10 Le dijo también el Ángel de Jehová:
—Multiplicaré tanto tu descendencia,
que por ser tanta no podrá ser contada.
11 Y añadió el Ángel de Jehová:
—Has concebido y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael
porque Jehová ha oído tu aflicción.
12 Será un hombre fiero,
su mano se levantará contra todos
y la mano de todos contra él;
y habitará delante de todos sus hermanos.
13 Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: «¿Acaso no he visto aquí al que me ve?» 14 Por lo cual llamó al pozo: «Pozo del Viviente-que-me-ve.» Este pozo está entre Cades y Bered.
15 Agar dio a luz un hijo a Abram, y Abram puso por nombre Ismael al hijo que le dio Agar. 16 Abram tenía ochenta y seis años de edad cuando Agar dio a luz a Ismael.
La circuncisión, señal del pacto
17 Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando se le apareció Jehová y le dijo:
—Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto. 2 Yo haré un pacto contigo y te multiplicaré en gran manera.
3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
4 —Éste es mi pacto contigo: serás padre de muchedumbre de gentes. 5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6 Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes. 7 Estableceré un pacto contigo y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: un pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. 8 Te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra en que habitas, toda la tierra de Canaán, en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
9 Dijo de nuevo Dios a Abraham:
—En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti de generación en generación. 10 Éste es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. 11 Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12 A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado por tu dinero, de modo que mi pacto esté en vuestra carne por pacto perpetuo. 14 El incircunciso, aquel a quien no se le haya cortado la carne del prepucio, será eliminado de su pueblo por haber violado mi pacto.
15 Dijo también Dios a Abraham:
—A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que su nombre será Sara. 16 Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, la bendeciré y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos nacerán de ella.
17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió y dijo en su corazón: «¿A un hombre de cien años habrá de nacerle un hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, habrá de concebir?» 18 Y dijo Abraham a Dios:
—Ojalá viva Ismael delante de ti.
19 Respondió Dios:
—Ciertamente Sara, tu mujer, te dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído. Lo bendeciré, lo haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera, engendrará doce príncipes y haré de él una gran nación. 21 Pero yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene por este tiempo. 22 Acabó Dios de hablar con Abraham, y se alejó de él.
23 Entonces tomó Abraham a su hijo Ismael, a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados por su dinero, a todo varón de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Tenía Abraham noventa y nueve años de edad cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael, su hijo, tenía trece años cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham y su hijo Ismael; 27 todos los varones de su casa, tanto el siervo nacido en casa como el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él.
Promesa del nacimiento de Isaac
18 Jehová se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda, a la hora de más calor. 2 Alzó los ojos y vio a tres varones que estaban junto a él. Al verlos salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, se postró en tierra 3 y dijo:
—Señor, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo. 4 Haré traer ahora un poco de agua para que lavéis vuestros pies, y luego os recostaréis debajo de un árbol. 5 Traeré también un bocado de pan para que repongáis vuestras fuerzas antes de seguir, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo.
Ellos dijeron:
—Haz como has dicho.
6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda donde estaba Sara, y le dijo:
—Toma enseguida tres medidas de flor de harina, amásala y haz panes cocidos debajo del rescoldo.
7 Corrió luego Abraham a donde estaban las vacas, tomó un becerro tierno y bueno, lo dio al criado y éste se dio prisa a prepararlo. 8 Después tomó mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos. Él se quedó con ellos debajo del árbol, y comieron.
9 Después le preguntaron:
—¿Dónde está Sara, tu mujer?
Él respondió:
—Aquí, en la tienda.
10 Entonces dijo:
—De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.
Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada, y a Sara ya le había cesado el período de las mujeres. 12 Y se rió Sara para sus adentros, pensando: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» 13 Entonces Jehová dijo a Abraham:
—¿Por qué se ha reído Sara? Pues dice: “¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?” 14 ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo.
15 Entonces Sara tuvo miedo y negó, diciendo:
—No me reí.
Y él dijo:
—No es así, sino que te has reído.
Abraham intercede por Sodoma
16 Los varones se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma, y Abraham iba con ellos, acompañándolos. 17 Jehová dijo: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?, 19 pues yo sé que mandará a sus hijos, y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.» 20 Entonces Jehová le dijo:
—Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra aumenta más y más y su pecado se ha agravado en extremo, 21 descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré.
22 Se apartaron de allí los varones y fueron hacia Sodoma; pero Abraham permaneció delante de Jehová. 23 Se acercó Abraham y le dijo:
—¿Destruirás también al justo con el impío? 24 Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás y no perdonarás a aquel lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25 Lejos de ti el hacerlo así, que hagas morir al justo con el impío y que el justo sea tratado como el impío. ¡Nunca tal hagas! El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?
26 Entonces respondió Jehová:
—Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.
27 Abraham replicó y dijo:
—Te ruego, mi Señor, que me escuches, aunque soy polvo y ceniza. 28 Quizá falten de cincuenta justos cinco: ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad?
Jehová respondió:
—No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco.
29 Volvió a hablarle Abraham:
—Quizá se encuentren allí cuarenta.
—No lo haré, por amor a los cuarenta —dijo Jehová.
30 Abraham volvió a suplicar:
—No se enoje ahora mi Señor si le digo: quizá se encuentren allí treinta.
—No lo haré si encuentro allí treinta —respondió Jehová.
31 Abraham insistió:
—Soy muy atrevido al hablar así a mi Señor, pero quizá se encuentren allí veinte.
—No la destruiré —respondió—, por amor a los veinte.
32 Volvió Abraham a decir:
—No se enoje ahora mi Señor; sólo hablaré esta vez: quizá se encuentren allí diez.
—No la destruiré —respondió Jehová—, por amor a los diez.
33 Luego que acabó de hablar a Abraham, Jehová se fue y Abraham volvió a su lugar.
Destrucción de Sodoma y Gomorra
19 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a recibirlos, se inclinó hacia el suelo 2 y les dijo:
—Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo para alojaros y lavar vuestros pies. Por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino.
Ellos respondieron:
—No, esta noche nos quedaremos en la calle.
3 Pero Lot porfió tanto con ellos que fueron con él y entraron en su casa. Allí les hizo banquete, coció panes sin levadura y comieron.
4 Pero, antes que se acostaran, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Y llamaron a Lot, gritando:
—¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.
6 Entonces Lot salió a ellos a la puerta, cerró la puerta tras sí 7 y dijo:
—Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. 8 Mirad, yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las traeré y podréis hacer con ellas lo que bien os parezca; solamente que a estos varones no les hagáis nada, ya que han venido al amparo de mi tejado.
9 Ellos respondieron:
—¡Quítate de ahí!
Y añadieron:
—Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te trataremos peor que a ellos.
Enseguida comenzaron a forcejear con Lot, y se acercaron para romper la puerta. 10 Pero los huéspedes alargaron la mano, metieron a Lot en la casa con ellos y cerraron la puerta. 11 Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
12 Después dijeron los huéspedes a Lot:
—¿Tienes aquí alguno más? Saca de este lugar a tus yernos, hijos e hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, 13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra la gente de esta ciudad ha subido de punto delante de Jehová. Por tanto, Jehová nos ha enviado a destruirla.
14 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo:
—¡Levantaos, salid de este lugar, porque Jehová va a destruir esta ciudad!
Pero sus yernos pensaron que bromeaba. 15 Y al rayar el alba los ángeles daban prisa a Lot, diciendo:
—Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.
16 Como él se demoraba, los varones los asieron de la mano, a él, a su mujer y a sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. 17 Cuando ya estaban fuera, le dijeron:
—Escapa por tu vida; no mires atrás ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.
18 Pero Lot les dijo:
—No, yo os ruego, señores míos. 19 Vuestro siervo ha hallado gracia en vuestros ojos y habéis tenido mucha misericordia conmigo al salvarme la vida, pero no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal y muera. 20 Cerca de aquí hay una pequeña ciudad, a la cual puedo huir. Dejadme ir allá (¿no es en verdad pequeña?) y salvaré mi vida.
21 Uno de ellos le respondió:
—También he escuchado tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22 Date prisa y escápate allá, porque nada podré hacer hasta que hayas llegado.
Por eso fue llamado Zoar el nombre de la ciudad.
23 El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. 24 Entonces Jehová hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra; 25 y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los habitantes de aquellas ciudades y el fruto de la tierra. 26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
27 Subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. 28 Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura, y vio que el humo subía de la tierra como el humo de un horno. 29 Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de Abraham, y sacó a Lot de en medio de la destrucción con que asoló las ciudades donde Lot estaba.
30 Pero Lot subió de Zoar y habitó en el monte, junto a sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Zoar. Él y sus dos hijas habitaron en una cueva. 31 Entonces la mayor dijo a la menor:
—Nuestro padre es viejo y no queda hombre en la tierra que se una a nosotras, conforme a la costumbre de toda la tierra. 32 Ven, demos a beber vino a nuestro padre; durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia.
33 Dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor y durmió con su padre; pero él no sintió cuándo se acostó ella ni cuándo se levantó. 34 Al día siguiente dijo la mayor a la menor:
—Yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia.
35 Dieron, pues, a beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor y durmió con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella ni cuándo se levantó. 36 Las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37 La mayor dio a luz un hijo, y le puso por nombre Moab, el cual es padre de los actuales moabitas. 38 La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de los actuales amonitas.
Abraham y Abimelec
20 Del lugar donde estaba partió Abraham a la tierra del Neguev, acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 2 Allí Abraham decía de Sara, su mujer: «Es mi hermana.»
Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió por Sara y la tomó. 3 Pero Dios vino a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: «Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada y tiene marido.»
4 Pero como Abimelec no se había llegado a ella, le respondió: «Señor, ¿matarás también al inocente? 5 ¿No me dijo él: “Mi hermana es”, y ella también dijo: “Es mi hermano”? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.»
6 Le dijo Dios en sueños: «Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto. Y también yo te detuve de pecar contra mí; por eso no permití que la tocaras. 7 Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido, porque es profeta y orará por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, debes saber que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.»
8 A la mañana siguiente se levantó Abimelec y llamó a todos sus siervos. Contó todas estas cosas a oídos de ellos, y los hombres sintieron mucho temor. 9 Después llamó Abimelec a Abraham y le dijo:
—¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan gran pecado? Lo que no debiste hacer, has hecho conmigo.
10 Dijo también Abimelec a Abraham:
—¿Qué pensabas al hacer esto?
11 Abraham respondió:
—Dije para mí: “Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer.” 12 Pero ella a la verdad es también mi hermana, hija de mi padre aunque no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13 Cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: “Te pido este favor: En todos los lugares adonde lleguemos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’”
14 Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, se los dio a Abraham y le devolvió a Sara, su mujer. 15 Y dijo Abimelec:
—Mi tierra está delante de ti; habita donde bien te parezca.
16 Y a Sara dijo:
—He dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él es para ti como un velo ante los ojos de todos los que están contigo, y así quedarás justificada.
17 Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas, las cuales tuvieron hijos, 18 porque Jehová, a causa de Sara, mujer de Abraham, había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec.
Nacimiento de Isaac
21 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como le había prometido. 2 Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el plazo que Dios le había dicho. 3 Al hijo que le nació, y que dio a luz Sara, Abraham le puso por nombre Isaac. 4 Circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado. 5 Tenía Abraham cien años cuando nació su hijo Isaac. 6 Entonces dijo Sara: «Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oiga se reirá conmigo.» 7 Y añadió: «¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara había de amamantar hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.»
Agar e Ismael expulsados de la casa de Abraham
8 El niño creció y fue destetado, y ofreció Abraham un gran banquete el día que fue destetado Isaac. 9 Pero Sara vio que el hijo de Agar, la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. 10 Por eso dijo a Abraham: «Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac, mi hijo.» 11 Estas palabras le parecieron muy graves a Abraham, por tratarse de su hijo. 12 Entonces dijo Dios a Abraham: «No te preocupes por el muchacho ni por tu sierva. Escucha todo cuanto te diga Sara, porque en Isaac te será llamada descendencia. 13 También del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente.»
14 Al día siguiente, Abraham se levantó muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo dio a Agar. Lo puso sobre su hombro, le entregó el muchacho y la despidió. Ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. 15 Cuando le faltó el agua del odre, puso al muchacho debajo de un arbusto, 16 se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco, porque decía: «No veré cuando el muchacho muera.» Cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó la voz y lloró.
17 Oyó Dios la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho ahí donde está. 18 Levántate, toma al muchacho y tenlo de la mano, porque yo haré de él una gran nación.»
19 Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua. Fue Agar, llenó de agua el odre y dio de beber al muchacho. 20 Dios asistió al muchacho, el cual creció, habitó en el desierto y fue tirador de arco. 21 Vivió en el desierto de Parán, y su madre tomó para él mujer de la tierra de Egipto.
Pacto entre Abraham y Abimelec
22 Aconteció en aquel mismo tiempo que Abimelec y Ficol, jefe de su ejército, le dijeron a Abraham:
—Dios está contigo en todo cuanto haces. 23 Ahora, pues, júrame aquí, por Dios, que no nos harás mal a mí ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que, conforme a la bondad que yo tuve contigo, harás tú conmigo y con la tierra en la que ahora habitas.
24 Y respondió Abraham:
—Lo juro.
25 Pero Abraham reconvino a Abimelec a causa de un pozo de agua que los siervos de Abimelec le habían quitado. 26 Abimelec respondió:
—No sé quién haya hecho esto, ni tampoco tú me lo hiciste saber ni yo lo había oído hasta hoy.
27 Entonces tomó Abraham ovejas y vacas y se las dio a Abimelec, e hicieron ambos un pacto. 28 Pero Abraham puso aparte siete corderas del rebaño, 29 por lo que Abimelec le preguntó:
—¿Qué significan esas siete corderas que has puesto aparte?
30 Abraham respondió:
—Que estas siete corderas recibirás de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo cavé este pozo.
31 Por esto llamó a aquel lugar Beerseba, porque allí juraron ambos.
32 Hicieron, pues, pacto en Beerseba. Luego se levantaron Abimelec y Ficol, jefe de su ejército, y volvieron a tierra de los filisteos. 33 Plantó Abraham un tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová, Dios eterno. 34 Y habitó Abraham muchos días en tierra de los filisteos.
Génesis 11-19
Reina-Valera 1995
La torre de Babel
11 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Aconteció que cuando salieron de oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Un día se dijeron unos a otros: «Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego.» Así el ladrillo les sirvió en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Después dijeron: «Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.»
5 Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: «El pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; han comenzado la obra y nada los hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.»
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por eso se la llamó Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
Descendientes de Sem(A)
10 Éstos son los descendientes de Sem: Sem, de edad de cien años engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.
12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. 13 Vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
14 Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. 15 Vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
16 Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. 17 Vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.
18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. 19 Vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.
20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21 Vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.
22 Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. 23 Vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.
24 Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. 25 Vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.
26 Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.
Descendientes de Taré
27 Éstos son los descendientes de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán, y Harán engendró a Lot. 28 Harán murió antes que su padre Taré en Ur de los caldeos, la tierra donde había nacido.
29 Abram y Nacor tomaron para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Pero Sarai era estéril y no tenía hijos.
31 Tomó Taré a su hijo Abram, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Pero cuando llegaron a Harán se quedaron allí. 32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años, y murió Taré en Harán.
Llamamiento de Abram
12 Jehová había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.»
4 Se fue Abram, como Jehová le dijo, y con él marchó Lot. Tenía Abram setenta y cinco años de edad cuando salió de Harán. 5 Tomó, pues, Abram a Sarai, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán.
Llegaron a Canaán, 6 y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, donde está la encina de More. El cananeo vivía entonces en la tierra. 7 Y se apareció Jehová a Abram, y le dijo: «A tu descendencia daré esta tierra.» Y edificó allí un altar a Jehová, quien se le había aparecido. 8 De allí pasó a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda entre Bet-el al occidente y Hai al oriente; edificó en ese lugar un altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 9 Luego Abram partió de allí, avanzando poco a poco hacia el Neguev.
Abram en Egipto
10 Hubo entonces hambre en la tierra; y descendió Abram a Egipto para vivir allí, porque era mucha el hambre en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Sé que eres mujer de hermoso aspecto; 12 en cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su mujer.” Entonces me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. 13 Di, pues, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya; así, gracias a ti, salvaré mi vida.»
14 Aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era muy hermosa. 15 También la vieron los príncipes del faraón, quienes la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa del faraón. 16 Éste trató bien por causa de ella a Abram, que tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.
17 Pero Jehová hirió al faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram. 18 Entonces el faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, aquí está tu mujer; tómala y vete.» 20 Y el faraón ordenó a su gente que escoltara a Abram y a su mujer, con todo lo que tenía.
Separación de Abram y Lot
13 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, con su mujer y con todo lo que tenía, y con él iba Lot. 2 Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro. 3 Caminó de jornada en jornada desde el Neguev hasta Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda, entre Bet-el y Hai, 4 al lugar del altar que antes había edificado; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
5 También Lot, que iba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6 Y la tierra no era suficiente para que habitaran juntos, pues sus posesiones eran muchas y no podían habitar en un mismo lugar. 7 Hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot. (El cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.) 8 Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda.»
10 Alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán, toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que Jehová destruyera Sodoma y Gomorra. 11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; se fue, pues, Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. 12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. 13 Pero los habitantes de Sodoma eran malos y cometían horribles pecados contra Jehová.
14 Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: «Alza ahora tus ojos y, desde el lugar donde estás, mira al norte y al sur, al oriente y al occidente. 15 Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Haré tu descendencia como el polvo de la tierra: que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17 Levántate y recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la daré.»
18 Así pues, Abram levantó su tienda, se fue y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, donde edificó un altar a Jehová.
Liberación de Lot
14 Aconteció en los días de Amrafel, rey de Sinar, Arioc, rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam, y Tidal, rey de Goim, 2 que estos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, contra Birsa, rey de Gomorra, contra Sinab, rey de Adma, contra Semeber, rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. 3 Todos estos se juntaron en el valle del Sidim, que es el Mar Salado. 4 Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. 5 En el año decimocuarto vino Quedorlaomer con los reyes que estaban de su parte y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim 6 y a los horeos en los montes de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. 7 Después regresaron y llegaron a En-mispat, que es Cades, y destruyeron todo el país de los amalecitas y también al amorreo que habitaba en Hazezon-tamar.
8 Entonces salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y pelearon contra ellos en el valle del Sidim; 9 esto es, contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal, rey de Goim, Amrafel, rey de Sinar, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10 El valle del Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, cayeron allí; los demás huyeron al monte. 11 Los vencedores tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. 12 Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que habitaba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. 13 Uno de los que escaparon fue y dio aviso a Abram, el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram.
14 Al oír Abram que su pariente estaba prisionero, armó a trescientos dieciocho criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan. 15 Cayó sobre ellos de noche, él con sus siervos, y los atacó, y los fue siguiendo hasta Hoba, al norte de Damasco. 16 Recobró así todos los bienes, y también a su pariente Lot, los bienes de éste, las mujeres y demás gente.
Melquisedec bendice a Abram
17 Cuando volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y lo bendijo, diciendo:
«Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra;
20 y bendito sea el Dios Altísimo,
que entregó a tus enemigos en tus manos.»
Y le dio Abram los diezmos de todo.
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram:
—Dame las personas y toma para ti los bienes.
22 Respondió Abram al rey de Sodoma:
—He jurado a Jehová, Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que ni un hilo ni una correa de calzado tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: “Yo enriquecí a Abram”; 24 excepto solamente lo que comieron los jóvenes. Pero los hombres que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, sí tomarán su parte.
La promesa de un hijo
15 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo:
—No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será muy grande.
2 Respondió Abram:
—Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno?
3 Dijo también Abram:
—Como no me has dado prole, mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.
4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo:
—No te heredará éste, sino que un hijo tuyo será el que te herede.
5 Entonces lo llevó fuera y le dijo:
—Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar.
Y añadió:
—Así será tu descendencia.
6 Abram creyó a Jehová y le fue contado por justicia. 7 Jehová le dijo:
—Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos para darte a heredar esta tierra.
8 Abram respondió:
—Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?
9 Jehová le dijo:
—Tráeme una becerra de tres años, una cabra de tres años y un carnero de tres años; y una tórtola y un palomino.
10 Tomó Abram todos estos animales, los partió por la mitad y puso cada mitad enfrente de la otra; pero no partió las aves. 11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, pero Abram las ahuyentaba. 12 A la caída del sol cayó sobre Abram un profundo sopor, y el temor de una gran oscuridad cayó sobre él.
13 Entonces Jehová le dijo:
—Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. 14 Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. 16 Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo.
17 Cuando se puso el sol y todo estaba oscuro, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 Aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo:
—A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates: 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Agar e Ismael
16 Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Dijo Sarai a Abram:
—Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva, y quizá tendré hijos de ella.
Atendió Abram el ruego de Sarai. 3 Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, su mujer Sarai tomó a Agar, su sierva egipcia, y la dio por mujer a su marido Abram. 4 Él se llegó, pues, a Agar, la cual concibió; pero al ver que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5 Entonces Sarai dijo a Abram:
—¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse encinta me mira con desprecio. ¡Juzgue Jehová entre tú y yo!
6 Respondió Abram a Sarai:
—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca.
Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.
7 La halló el Ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. 8 Y le dijo:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Ella respondió:
—Huyo de delante de Sarai, mi señora.
9 Le dijo el Ángel de Jehová:
—Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano.
10 Le dijo también el Ángel de Jehová:
—Multiplicaré tanto tu descendencia,
que por ser tanta no podrá ser contada.
11 Y añadió el Ángel de Jehová:
—Has concebido y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael
porque Jehová ha oído tu aflicción.
12 Será un hombre fiero,
su mano se levantará contra todos
y la mano de todos contra él;
y habitará delante de todos sus hermanos.
13 Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: «¿Acaso no he visto aquí al que me ve?» 14 Por lo cual llamó al pozo: «Pozo del Viviente-que-me-ve.» Este pozo está entre Cades y Bered.
15 Agar dio a luz un hijo a Abram, y Abram puso por nombre Ismael al hijo que le dio Agar. 16 Abram tenía ochenta y seis años de edad cuando Agar dio a luz a Ismael.
La circuncisión, señal del pacto
17 Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando se le apareció Jehová y le dijo:
—Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto. 2 Yo haré un pacto contigo y te multiplicaré en gran manera.
3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
4 —Éste es mi pacto contigo: serás padre de muchedumbre de gentes. 5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6 Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes. 7 Estableceré un pacto contigo y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: un pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. 8 Te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra en que habitas, toda la tierra de Canaán, en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
9 Dijo de nuevo Dios a Abraham:
—En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti de generación en generación. 10 Éste es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. 11 Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12 A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado por tu dinero, de modo que mi pacto esté en vuestra carne por pacto perpetuo. 14 El incircunciso, aquel a quien no se le haya cortado la carne del prepucio, será eliminado de su pueblo por haber violado mi pacto.
15 Dijo también Dios a Abraham:
—A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que su nombre será Sara. 16 Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, la bendeciré y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos nacerán de ella.
17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió y dijo en su corazón: «¿A un hombre de cien años habrá de nacerle un hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, habrá de concebir?» 18 Y dijo Abraham a Dios:
—Ojalá viva Ismael delante de ti.
19 Respondió Dios:
—Ciertamente Sara, tu mujer, te dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído. Lo bendeciré, lo haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera, engendrará doce príncipes y haré de él una gran nación. 21 Pero yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene por este tiempo. 22 Acabó Dios de hablar con Abraham, y se alejó de él.
23 Entonces tomó Abraham a su hijo Ismael, a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados por su dinero, a todo varón de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Tenía Abraham noventa y nueve años de edad cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael, su hijo, tenía trece años cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham y su hijo Ismael; 27 todos los varones de su casa, tanto el siervo nacido en casa como el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él.
Promesa del nacimiento de Isaac
18 Jehová se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda, a la hora de más calor. 2 Alzó los ojos y vio a tres varones que estaban junto a él. Al verlos salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, se postró en tierra 3 y dijo:
—Señor, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo. 4 Haré traer ahora un poco de agua para que lavéis vuestros pies, y luego os recostaréis debajo de un árbol. 5 Traeré también un bocado de pan para que repongáis vuestras fuerzas antes de seguir, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo.
Ellos dijeron:
—Haz como has dicho.
6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda donde estaba Sara, y le dijo:
—Toma enseguida tres medidas de flor de harina, amásala y haz panes cocidos debajo del rescoldo.
7 Corrió luego Abraham a donde estaban las vacas, tomó un becerro tierno y bueno, lo dio al criado y éste se dio prisa a prepararlo. 8 Después tomó mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos. Él se quedó con ellos debajo del árbol, y comieron.
9 Después le preguntaron:
—¿Dónde está Sara, tu mujer?
Él respondió:
—Aquí, en la tienda.
10 Entonces dijo:
—De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.
Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada, y a Sara ya le había cesado el período de las mujeres. 12 Y se rió Sara para sus adentros, pensando: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» 13 Entonces Jehová dijo a Abraham:
—¿Por qué se ha reído Sara? Pues dice: “¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?” 14 ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo.
15 Entonces Sara tuvo miedo y negó, diciendo:
—No me reí.
Y él dijo:
—No es así, sino que te has reído.
Abraham intercede por Sodoma
16 Los varones se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma, y Abraham iba con ellos, acompañándolos. 17 Jehová dijo: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?, 19 pues yo sé que mandará a sus hijos, y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.» 20 Entonces Jehová le dijo:
—Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra aumenta más y más y su pecado se ha agravado en extremo, 21 descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré.
22 Se apartaron de allí los varones y fueron hacia Sodoma; pero Abraham permaneció delante de Jehová. 23 Se acercó Abraham y le dijo:
—¿Destruirás también al justo con el impío? 24 Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás y no perdonarás a aquel lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25 Lejos de ti el hacerlo así, que hagas morir al justo con el impío y que el justo sea tratado como el impío. ¡Nunca tal hagas! El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?
26 Entonces respondió Jehová:
—Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.
27 Abraham replicó y dijo:
—Te ruego, mi Señor, que me escuches, aunque soy polvo y ceniza. 28 Quizá falten de cincuenta justos cinco: ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad?
Jehová respondió:
—No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco.
29 Volvió a hablarle Abraham:
—Quizá se encuentren allí cuarenta.
—No lo haré, por amor a los cuarenta —dijo Jehová.
30 Abraham volvió a suplicar:
—No se enoje ahora mi Señor si le digo: quizá se encuentren allí treinta.
—No lo haré si encuentro allí treinta —respondió Jehová.
31 Abraham insistió:
—Soy muy atrevido al hablar así a mi Señor, pero quizá se encuentren allí veinte.
—No la destruiré —respondió—, por amor a los veinte.
32 Volvió Abraham a decir:
—No se enoje ahora mi Señor; sólo hablaré esta vez: quizá se encuentren allí diez.
—No la destruiré —respondió Jehová—, por amor a los diez.
33 Luego que acabó de hablar a Abraham, Jehová se fue y Abraham volvió a su lugar.
Destrucción de Sodoma y Gomorra
19 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a recibirlos, se inclinó hacia el suelo 2 y les dijo:
—Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo para alojaros y lavar vuestros pies. Por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino.
Ellos respondieron:
—No, esta noche nos quedaremos en la calle.
3 Pero Lot porfió tanto con ellos que fueron con él y entraron en su casa. Allí les hizo banquete, coció panes sin levadura y comieron.
4 Pero, antes que se acostaran, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Y llamaron a Lot, gritando:
—¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.
6 Entonces Lot salió a ellos a la puerta, cerró la puerta tras sí 7 y dijo:
—Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. 8 Mirad, yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las traeré y podréis hacer con ellas lo que bien os parezca; solamente que a estos varones no les hagáis nada, ya que han venido al amparo de mi tejado.
9 Ellos respondieron:
—¡Quítate de ahí!
Y añadieron:
—Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te trataremos peor que a ellos.
Enseguida comenzaron a forcejear con Lot, y se acercaron para romper la puerta. 10 Pero los huéspedes alargaron la mano, metieron a Lot en la casa con ellos y cerraron la puerta. 11 Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
12 Después dijeron los huéspedes a Lot:
—¿Tienes aquí alguno más? Saca de este lugar a tus yernos, hijos e hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, 13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra la gente de esta ciudad ha subido de punto delante de Jehová. Por tanto, Jehová nos ha enviado a destruirla.
14 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo:
—¡Levantaos, salid de este lugar, porque Jehová va a destruir esta ciudad!
Pero sus yernos pensaron que bromeaba. 15 Y al rayar el alba los ángeles daban prisa a Lot, diciendo:
—Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.
16 Como él se demoraba, los varones los asieron de la mano, a él, a su mujer y a sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. 17 Cuando ya estaban fuera, le dijeron:
—Escapa por tu vida; no mires atrás ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.
18 Pero Lot les dijo:
—No, yo os ruego, señores míos. 19 Vuestro siervo ha hallado gracia en vuestros ojos y habéis tenido mucha misericordia conmigo al salvarme la vida, pero no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal y muera. 20 Cerca de aquí hay una pequeña ciudad, a la cual puedo huir. Dejadme ir allá (¿no es en verdad pequeña?) y salvaré mi vida.
21 Uno de ellos le respondió:
—También he escuchado tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22 Date prisa y escápate allá, porque nada podré hacer hasta que hayas llegado.
Por eso fue llamado Zoar el nombre de la ciudad.
23 El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. 24 Entonces Jehová hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra; 25 y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los habitantes de aquellas ciudades y el fruto de la tierra. 26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
27 Subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. 28 Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura, y vio que el humo subía de la tierra como el humo de un horno.
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