Génesis 44
Reina-Valera 1995
La copa de José
44 Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo:
—Llena de alimento los costales de estos hombres, de todo cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. 2 También pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo.
El mayordomo hizo como había dicho José.
3 Al amanecer, los hombres fueron despedidos con sus asnos. 4 Ya ellos habían salido de la ciudad, pero todavía no se habían alejado, cuando José dijo a su mayordomo:
—Levántate y sigue a esos hombres. Cuando los alcances, diles: “¿Por qué habéis pagado mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? 5 ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y la que usa para adivinar? ¡Habéis hecho mal al hacer esto!”
6 Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras. 7 Y ellos le respondieron:
—¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos. 8 Si el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán, ¿cómo íbamos a hurtar de casa de tu señor plata ni oro? 9 Aquel de tus siervos a quien se le encuentre la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
10 Entonces el mayordomo dijo:
—También ahora sea conforme a vuestras palabras: aquel a quien se le encuentre será mi siervo; los demás quedaréis sin culpa.
11 Ellos entonces se dieron prisa, bajó cada uno su costal a tierra y cada cual abrió el suyo. 12 El mayordomo buscó, comenzando por el mayor y terminando por el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
14 Entró Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron en tierra delante de él. 15 Y les dijo José:
—¿Qué acción es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
16 Entonces dijo Judá:
—¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos. Nosotros somos siervos de mi señor, nosotros y también aquel en cuyo poder se halló la copa.
17 José respondió:
—Nunca haga yo tal cosa. El hombre en cuyo poder se halló la copa, ése será mi siervo; vosotros id en paz junto a vuestro padre.
Judá intercede por Benjamín
18 Entonces Judá se acercó a él y le dijo:
—¡Ay, señor mío!, te ruego que permitas a tu siervo decir una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como el faraón. 19 Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tenéis padre o hermano?” 20 Y nosotros respondimos a mi señor: “Sí, tenemos un padre anciano y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; un hermano suyo murió, y sólo él quedó de los hijos de su madre, y su padre lo ama.” 21 Tú dijiste a tus siervos: “Traédmelo, pues quiero verlo.” 22 Y nosotros dijimos a mi señor: “El joven no puede dejar a su padre, porque si lo deja, su padre morirá.” 23 Y dijiste a tus siervos: “Si vuestro hermano menor no viene con vosotros, no veréis más mi rostro.”
24 »Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre, tu siervo, le contamos las palabras de mi señor. 25 Y dijo nuestro padre: “Volved a comprarnos un poco de alimento.” 26 Pero nosotros respondimos: “No podemos ir. Si nuestro hermano va con nosotros, iremos, porque no podremos presentarnos ante aquel hombre, si no está con nosotros nuestro hermano menor.” 27 Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo: “Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer; 28 uno de ellos se fue de mi lado, y pienso de cierto que fue despedazado. Hasta ahora no lo he vuelto a ver. 29 Si ahora os lleváis también a éste y le acontece algún desastre, haréis que con dolor desciendan mis canas al seol.”
30 »Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo, mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, 31 sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán que con dolor desciendan al seol las canas de nuestro padre, tu siervo. 32 Como tu siervo salió fiador del joven ante mi padre, diciendo: “Si no te lo traigo de vuelta, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre”, 33 por eso te ruego que se quede ahora tu siervo en lugar del joven como siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos, 34 pues ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.
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