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Judá y Tamar

38 En aquel tiempo, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, que era del pueblo de Adulam. Allí conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Cuando se unieron, ella quedó embarazada y tuvo un hijo, al cual llamó Er. Volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al cual llamó Onán. Todavía volvió a tener otro hijo, al cual llamó Selá, que nació cuando Judá estaba en Quezib.

Judá casó a Er, su hijo mayor, con una mujer llamada Tamar. Pero al Señor no le agradaba la mala conducta de Er, y le quitó la vida. Entonces Judá le dijo a Onán:

—Únete a la viuda de tu hermano y cumple así con tu deber de cuñado, para que tu hermano pueda tener descendientes por medio de ti.

Pero Onán sabía que los hijos que nacieran no serían considerados suyos. Por eso, cada vez que se unía con la viuda de su hermano, procuraba que ella no quedara embarazada, para que su hermano no tuviera descendientes por medio de él. 10 El Señor se disgustó mucho por lo que Onán hacía, y también a él le quitó la vida. 11 Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar:

—Quédate viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá sea mayor de edad.

En realidad, Judá pensaba que también Selá podría morir como sus hermanos. Así Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.

12 Pasó el tiempo y murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Cuando Judá dejó de guardar luto, fue al pueblo de Timnat, donde estaban los que trasquilaban sus ovejas, y su amigo Hirá el adulamita lo acompañó. 13 Cuando Tamar supo que su suegro había ido a Timnat a trasquilar sus ovejas, 14 se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera, y se sentó a la entrada del pueblo de Enaim, que está en el camino a Timnat. Hizo esto porque se dio cuenta de que Selá ya era mayor de edad, y sin embargo no la habían casado con él.

15 Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta, pues ella se había cubierto la cara. 16 Entonces se apartó del camino para acercarse a ella y, sin saber que era su nuera, le dijo:

—¿Me dejas acostarme contigo?

—¿Qué me vas a dar por acostarte conmigo? —le preguntó ella.

17 —Voy a mandarte uno de los cabritos de mi rebaño —contestó Judá.

—Está bien —dijo ella—, pero déjame algo tuyo como prenda hasta que me lo mandes.

18 —¿Qué quieres que te deje? —preguntó Judá.

—Dame tu sello con el cordón, y el bastón que tienes en la mano —respondió ella.

Judá se los dio y se acostó con ella, y la dejó embarazada. 19 Después Tamar fue y se quitó el velo que tenía puesto, y volvió a ponerse su vestido de viuda.

20 Más tarde Judá mandó el cabrito por medio de su amigo adulamita, para que la mujer le devolviera las prendas, pero su amigo ya no la encontró. 21 Entonces les preguntó a los hombres de ese lugar:

—¿Dónde está esa prostituta de Enaim, la que estaba junto al camino?

—Aquí no ha estado ninguna prostituta —le contestaron.

22 Entonces él regresó a donde estaba Judá, y le dijo:

—No encontré a la mujer, y además los hombres del lugar me dijeron que allí no había estado ninguna prostituta.

23 Y Judá contestó:

—Pues que se quede con las cosas, para que nadie se burle de nosotros; pero que conste que yo mandé el cabrito y tú no la encontraste.

24 Como tres meses después, vinieron a decirle a Judá:

—Tamar, la nuera de usted, se ha acostado con otros hombres, y como resultado de ello ha quedado embarazada.

—¡Sáquenla y quémenla! —gritó Judá.

25 Pero cuando la estaban sacando, ella le mandó decir a su suegro: «El dueño de estas cosas es el que me dejó embarazada. Fíjese usted a ver de quién son este sello con el cordón y este bastón.» 26 Cuando Judá reconoció las cosas, dijo: «Ella ha hecho bien, y yo mal, porque no la casé con mi hijo Selá.» Y nunca más volvió a acostarse con ella.

27 El día que Tamar dio a luz, tuvo mellizos. 28 Al momento de nacer, uno de ellos sacó la mano. Entonces la partera le ató un hilo rojo en la mano, y dijo: «Éste salió primero.» 29 Pero en ese momento el niño metió la mano, y fue su hermano el que nació primero. Por eso la partera lo llamó Fares, pues dijo: «¡Cómo te abriste paso!» 30 Luego nació el otro niño, el que tenía el hilo rojo en la mano, y lo llamó Zérah.

Judá y Tamar

38 Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira. Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella. Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er. Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán. Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz. Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar. Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida. Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano. Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano. 10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida. 11 Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.

12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita. 13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas. 14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer. 15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro. 16 Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí? 17 Él respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes. 18 Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él. 19 Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez. 20 Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que este recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló. 21 Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna. 22 Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera. 23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.

24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada. 25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo. 26 Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.

27 Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno. 28 Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero. 29 Pero volviendo él a meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.[a] 30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.

Footnotes

  1. Génesis 38:29 Esto es, Rotura,   o Brecha.

Judá y Tamar

38 Por esos días, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, residente del pueblo de Adulán. Allí Judá conoció a una mujer, hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Luego de tener relaciones con él, ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er. Tiempo después, volvió a concebir y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán. Pasado el tiempo tuvo otro hijo, al que llamó Selá, el cual nació en Quezib.

Judá consiguió para Er, su hijo mayor, una esposa que se llamaba Tamar. Pero al Señor no le agradó la mala conducta del primogénito de Judá y le quitó la vida.

Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado; así le darás descendencia a tu hermano». Pero Onán sabía que el hijo que naciera no sería reconocido como suyo. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo y así evitaba que su hermano tuviera descendencia. 10 Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.

11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse». Pero en realidad Judá pensaba que Selá podría morirse, lo mismo que sus hermanos. Así que Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.

12 Después de mucho tiempo, murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Al concluir el tiempo de duelo, Judá fue al pueblo de Timná para esquilar sus ovejas. Lo acompañó su amigo Hirá, el adulamita.

13 Cuando Tamar se enteró de que su suegro se dirigía hacia Timná para esquilar sus ovejas, 14 se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera y se sentó a la entrada del pueblo de Enayin, que está en el camino a Timná. Esto lo hizo porque se dio cuenta de que Selá ya tenía edad de casarse y aún no se lo daban a ella por esposo.

15 Cuando Judá la vio con el rostro cubierto, la tomó por una prostituta. 16 No sabiendo que era su nuera, se acercó a la orilla del camino y dijo:

—Deja que me acueste contigo.

—¿Qué me das si te digo que sí? —preguntó ella.

17 —Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño —respondió Judá.

—Está bien —respondió ella—, pero déjame algo en garantía hasta que me lo mandes.

18 —¿Qué prenda quieres que te deje? —preguntó Judá.

—Dame tu sello, su cordón y el bastón que llevas en la mano —respondió Tamar.

Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada. 19 Cuando ella se levantó, se fue inmediatamente de allí, se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.

20 Más tarde, Judá envió el cabrito por medio de su amigo adulamita para recuperar las prendas que había dejado con la mujer; pero su amigo no dio con ella. 21 Entonces preguntó a la gente del lugar:

—¿Dónde está la prostituta[a] del santuario de Enayin, la que se sentaba junto al camino?

—Aquí nunca ha habido una prostituta así —le contestaron.

22 El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo:

—No la pude encontrar. Además, la gente del lugar me informó que allí nunca había estado una prostituta como esa.

23 —Que se quede con las prendas —respondió Judá—; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Pero que quede claro: yo le envié el cabrito y tú no la encontraste.

24 Como tres meses después, informaron a Judá lo siguiente:

—Tu nuera Tamar se ha prostituido y, como resultado de sus andanzas, ha quedado embarazada.

—¡Sáquenla y quémenla! —exclamó Judá.

25 Pero cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: «El dueño de estas prendas fue quien me embarazó. A ver si reconoce usted de quién son este sello, el cordón del sello y este bastón».

26 Judá los reconoció y declaró: «Su conducta es más justa que la mía, pues yo no la di por esposa a mi hijo Selá». Y no volvió a acostarse con ella.

27 Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno. 28 En el momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; la partera le ató un hilo rojo en la mano y dijo: «Este salió primero». 29 Pero en ese momento el niño metió la mano y salió primero el otro. Entonces la partera dijo: «¡Cómo te abriste paso!». Por eso al niño lo llamaron Fares.[b] 30 Luego salió su hermano, con el hilo rojo atado en la mano, y lo llamaron Zera.[c]

Footnotes

  1. 38:21 prostituta. Lit. consagrada; es decir, una prostituta consagrada al culto.
  2. 38:29 En hebreo, Fares significa abertura, brecha.
  3. 38:30 En hebreo, Zera puede significar rojo, brillo o resplandor.

Judá y Tamar

38 Fue por esos días cuando Judá se apartó de sus hermanos y se fue a Adulam, donde vivió en la casa de un amigo suyo que se llamaba Hirá. Allí Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Después de un tiempo ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Judá le puso por nombre Er.

4-5 Tiempo después, la esposa de Judá tuvo dos hijos más: a uno de ellos lo llamó Onán, y al otro lo llamó Selá. Este último nació en Quezib.

Judá le buscó esposa a Er, y lo casó con una mujer llamada Tamar. Pero a Dios no le gustaba la mala conducta de Er, así que le quitó la vida.

Entonces Judá le dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado. Así tu difunto hermano tendrá hijos por medio de ti».

Onán sabía que los hijos que tuviera con su cuñada no serían considerados suyos, sino de su hermano. Por eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella procuraba no dejarla embarazada. De ese modo evitaba darle hijos a su hermano muerto. 10 A Dios tampoco le gustó esta mala conducta de Onán, así que también le quitó la vida.

11 Entonces Judá le recomendó a Tamar que se quedara viuda hasta que Selá creciera. Y es que Judá tenía miedo de que también Selá muriera, como sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.

12 Pasó el tiempo, y murió la esposa de Judá. Luego de llorar su muerte, Judá se fue a Timnat, donde sus pastores estaban cortándoles la lana a sus ovejas. Su amigo Hirá lo acompañó.

13 Alguien fue a contarle a Tamar que su suegro iba de camino a Timnat, para recoger la lana de sus ovejas. 14 Entonces ella se quitó la ropa de luto, se tapó la cara con un velo, y fue a sentarse a la entrada de Enaim, junto al camino que lleva a Timnat. Tamar se había dado cuenta de que Selá ya había crecido y, sin embargo, Judá no lo casaba con ella.

15-16 Cuando Judá vio a una mujer con la cara cubierta, no se imaginó que se trataba de su nuera. Más bien, pensando que era una prostituta, se acercó a ella y le propuso:

—Oye, ¿me dejarías acostarme contigo?

Ella contestó:

—Suponiendo que te deje, ¿qué me darás a cambio?

17 —Te mandaré uno de mis cabritos —respondió Judá.

—Acepto —dijo ella—, sólo si me dejas algo tuyo como garantía de que me pagarás.

18 —¿Y qué quieres que te deje? —preguntó Judá.

—Pues déjame tu sello con todo y cordón, y la vara que llevas en la mano —respondió ella.

Judá aceptó sus condiciones, y tuvo relaciones sexuales con ella, y ella quedó embarazada. 19 Tan pronto como Judá se marchó, ella se quitó el velo y volvió a ponerse las ropas de luto.

20 Más tarde, cuando Judá mandó a su amigo Hirá para entregar el cabrito y recoger lo que le había dejado a Tamar, su amigo ya no la encontró. 21 Entonces les preguntó a los que vivían allí:

—¿Dónde está la prostituta que acostumbra sentarse junto al camino de Enaim?

Ellos contestaron:

—Aquí nunca ha habido ninguna prostituta.

22 El amigo de Judá regresó y le dijo:

—No encontré a esa mujer. Los de ese lugar me aseguran que allí no ha habido ninguna prostituta.

23 Judá respondió:

—¡Pues que se quede con todo! Pero nadie podrá decir que no cumplo mi palabra. Yo te envié con el cabrito, y tú ya no la encontraste.

24 Como a los tres meses, alguien fue a decirle a Judá:

—Seguramente tu nuera Tamar ha tenido relaciones con alguien, pues resulta que está embarazada.

Entonces Judá exclamó:

—¡Échenla fuera, y quémenla viva!

25 Cuando la estaban sacando, Tamar mandó a decirle a su suegro: «El dueño de todo esto fue quien me dejó embarazada. Fíjate bien, tal vez sepas quién es el dueño».

26 En cuanto Judá reconoció su sello y la vara, dijo:

—El culpable soy yo, y no ella, pues no quise darle a mi hijo Selá como esposo.

Y nunca más Judá volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.

27 Tiempo después, Tamar tuvo mellizos. 28 Al momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; entonces la mujer que ayudaba a Tamar le ató al niño una cinta roja en la muñeca y dijo: «Éste nació primero». 29 Pero el niño volvió a meter la mano, y el que nació primero fue el otro mellizo. Entonces dijo la mujer: «¡Vaya, te abriste paso!» Por eso le pusieron por nombre Fares. 30 Después de él nació su hermano, y como traía la cinta roja atada a la muñeca le pusieron por nombre Zérah.

Judá y Tamar

38 Sucedió por aquel tiempo que Judá se separó[a] de sus hermanos, y visitó a[b] un adulamita(A) llamado Hira. Y allí vio Judá a la hija de un cananeo llamado Súa(B); la tomó, y se llegó a ella. Ella concibió y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Er(C). Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Onán(D). Aún dio a luz a otro hijo, y le puso por nombre Sela(E); y fue en Quezib que[c] lo dio a luz.

Entonces Judá tomó mujer para Er su primogénito, la cual se llamaba Tamar. Pero Er, primogénito de Judá, era malvado ante los ojos del Señor, y el Señor le quitó la vida(F). Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y cumple con ella tu deber como cuñado, y levanta descendencia[d] a tu hermano(G). Y Onán sabía que la descendencia[e] no sería suya; y acontecía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba su semen en tierra para no dar descendencia[f] a su hermano(H). 10 Pero lo que hacía era malo ante los ojos del Señor; y también a él le quitó la vida(I). 11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: Quédate viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela(J); pues pensaba[g]: Temo[h] que él muera también como sus hermanos. Así que Tamar se fue y se quedó en casa de su padre.

12 Pasaron muchos días y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Y pasado el duelo, Judá[i] subió a los trasquiladores de sus ovejas en Timnat(K), él y su amigo Hira adulamita. 13 Y se lo hicieron saber a Tamar, diciéndole: He aquí, tu suegro sube a Timnat(L) a trasquilar sus ovejas. 14 Entonces ella se quitó sus ropas de viuda y se cubrió con un velo[j](M), se envolvió bien y se sentó a la entrada de Enaim(N) que está en el camino de Timnat; porque veía que Sela había crecido, y ella aún no le había sido dada por mujer. 15 Cuando la vio Judá, pensó que era una ramera, pues se había cubierto el rostro. 16 Y se desvió hacia ella junto al camino, y le dijo: Vamos[k], déjame estar contigo[l]; pues no sabía que era su nuera. Y ella dijo: ¿Qué me darás por estar conmigo[m]? 17 Él respondió: Yo te enviaré un cabrito de las cabras del rebaño. Y ella dijo: ¿Me darás una prenda hasta que lo envíes? 18 Y él respondió: ¿Qué prenda tengo que darte? Y ella dijo: Tu sello, tu cordón y el báculo que tienes en la mano(O). Y él se los dio y se llegó a ella, y ella concibió de él. 19 Entonces ella se levantó y se fue; se quitó el velo[n] y se puso sus ropas de viuda.

20 Cuando Judá envió el cabrito por medio de[o] su amigo el adulamita, para recobrar la prenda de mano de la mujer, no la halló. 21 Y preguntó a los hombres del lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera[p] que estaba en Enaim, junto al camino? Y ellos dijeron: Aquí no ha habido ninguna ramera[q]. 22 Y él volvió donde Judá, y le dijo: No la encontré; y además, los hombres del lugar dijeron: «Aquí no ha habido ninguna ramera[r]». 23 Entonces Judá dijo: Que se quede con las prendas[s], para que no seamos causa de burla. Ya ves[t] que envié este cabrito, y tú no la has encontrado.

24 Y sucedió que como a los tres meses, informaron a Judá, diciendo: Tu nuera Tamar ha fornicado, y[u] he aquí, ha quedado encinta a causa de las fornicaciones. Entonces Judá dijo: Sacadla y que sea quemada(P). 25 Y aconteció que cuando la sacaban, ella envió a decir a su suegro: Del hombre a quien pertenecen estas cosas estoy encinta. Y añadió: Te ruego que examines(Q) y veas de quién es este sello, este cordón y este báculo. 26 Judá los reconoció, y dijo: Ella es más justa que yo(R), por cuanto yo no la di por mujer a mi hijo Sela. Y no volvió a tener más relaciones con ella[v](S).

27 Y sucedió que al tiempo de dar a luz, he aquí, había mellizos en su seno(T). 28 Aconteció, además, que mientras daba a luz, uno de ellos sacó su mano, y la partera la tomó y le ató un hilo escarlata en la mano, diciendo: Este salió primero. 29 Pero he aquí, sucedió que cuando él retiró su mano, su hermano salió. Entonces ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Por eso le pusieron por nombre Fares[w](U). 30 Después salió su hermano que tenía el hilo escarlata en la mano; y le pusieron por nombre Zara[x](V).

Footnotes

  1. Génesis 38:1 Lit., descendió
  2. Génesis 38:1 Lit., se desvió hacia
  3. Génesis 38:5 Lit., cuando
  4. Génesis 38:8 Lit., simiente
  5. Génesis 38:9 Lit., simiente
  6. Génesis 38:9 Lit., simiente
  7. Génesis 38:11 Lit., decía
  8. Génesis 38:11 O, No sea
  9. Génesis 38:12 Lit., Y cuando Judá se hubo consolado
  10. Génesis 38:14 O, manto
  11. Génesis 38:16 Lit., Ven ahora
  12. Génesis 38:16 Lit., llegarme a ti
  13. Génesis 38:16 Lit., llegarte a mí
  14. Génesis 38:19 O, manto
  15. Génesis 38:20 Lit., cabrito de cabras por mano de
  16. Génesis 38:21 O, ramera de culto pagano
  17. Génesis 38:21 O, ramera de culto pagano
  18. Génesis 38:22 O, ramera de culto pagano
  19. Génesis 38:23 Lit., Que las tome para sí
  20. Génesis 38:23 Lit., He aquí
  21. Génesis 38:24 Lit., y también
  22. Génesis 38:26 Lit., ya no volvió a conocerla más
  23. Génesis 38:29 I.e., brecha
  24. Génesis 38:30 I.e., amanecer, o, resplandor