La adopción es solo mediante Jesucristo

Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad[a], en nada es diferente del siervo[b], aunque sea el dueño[c] de todo, sino que está bajo guardianes y tutores[d] hasta la edad señalada[e] por el padre. Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre(A) bajo las cosas elementales[f] del mundo(B). Pero cuando vino la plenitud[g] del tiempo(C), Dios envió a su Hijo, nacido de mujer(D), nacido bajo la ley(E), a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos(F). Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones(G), clamando: ¡Abba! ¡Padre(H)! Por tanto, ya no eres siervo[h], sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios[i](I).

No os volváis a la esclavitud

Pero en aquel tiempo, cuando no conocíais a Dios(J), erais siervos(K) de aquellos que por naturaleza no son dioses(L). Pero ahora que conocéis[j] a Dios, o más bien, que sois[k] conocidos por Dios(M), ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles[l] y elementales[m](N), a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo? 10 Observáis los días(O), los meses, las estaciones y los años. 11 Temo por vosotros, que quizá en vano he trabajado por vosotros.

12 Os ruego, hermanos(P), haceos como yo, pues yo también me he hecho como vosotros(Q). Ningún agravio me habéis hecho; 13 pero sabéis que fue por causa de una enfermedad física[n] que os anuncié el evangelio la primera vez[o]; 14 y lo que para vosotros fue una prueba[p] en mi condición física[q], que no despreciasteis ni rechazasteis[r], sino que me recibisteis como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús(R) mismo(S). 15 ¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvisteis[s]? Pues testigo soy en favor vuestro[t] de que de ser posible, os hubierais sacado los ojos y me los hubierais dado. 16 ¿Me he vuelto, por tanto, vuestro enemigo al deciros la verdad[u](T)? 17 Ellos os tienen celo, no con buena intención, sino que quieren excluiros a fin de que mostréis celo por ellos. 18 Es bueno mostrar celo con buena intención siempre, y no solo cuando yo estoy presente con vosotros(U). 19 Hijos míos(V), por quienes de nuevo sufro dolores de parto(W) hasta que Cristo sea formado en vosotros(X), 20 quisiera estar presente con vosotros ahora y cambiar mi tono, pues perplejo estoy(Y) en cuanto a vosotros.

Alegoría de la libertad en Cristo

21 Decidme, los que deseáis estar bajo la ley, ¿no oís a la ley(Z)? 22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva(AA) y otro de la libre(AB). 23 Pero el hijo de la sierva nació según la carne(AC), y el hijo de la libre por medio de la promesa(AD). 24 Esto contiene una alegoría[v](AE), pues estas mujeres son dos pactos; uno procede del monte Sinaí(AF) que engendra hijos para ser esclavos[w](AG); este[x] es Agar. 25 Ahora bien, Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, porque ella está en esclavitud con sus hijos. 26 Pero la Jerusalén de arriba(AH) es libre; esta[y] es nuestra madre. 27 Porque escrito está:

Regocíjate, oh estéril, la que no concibes;
prorrumpe y clama, tú que no tienes dolores de parto,
porque más son los hijos de la desolada,
que de la que tiene marido(AI).

28 Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la promesa(AJ). 29 Pero así como entonces el que nació según la carne(AK) persiguió(AL) al que nació según el Espíritu, así también sucede ahora(AM). 30 Pero, ¿qué dice la Escritura?

Echa fuera a la sierva y a su hijo,
pues el hijo de la sierva no será heredero con el hijo de la libre(AN).

31 Así que, hermanos, no somos hijos de la sierva, sino de la libre[z].

Footnotes

  1. Gálatas 4:1 O, niño
  2. Gálatas 4:1 O, esclavo
  3. Gálatas 4:1 Lit., señor
  4. Gálatas 4:2 O, mayordomos, o, administradores
  5. Gálatas 4:2 Lit., el tiempo señalado
  6. Gálatas 4:3 O, enseñanzas, o, principios rudimentarios
  7. Gálatas 4:4 O, el cumplimiento
  8. Gálatas 4:7 O, esclavo
  9. Gálatas 4:7 I.e., mediante la acción de la gracia de Dios
  10. Gálatas 4:9 O, que habéis llegado a conocer
  11. Gálatas 4:9 O, que habéis llegado a ser
  12. Gálatas 4:9 O, sin valor
  13. Gálatas 4:9 O, enseñanzas, o, principios rudimentarios
  14. Gálatas 4:13 Lit., debilidad de la carne
  15. Gálatas 4:13 O, la vez anterior
  16. Gálatas 4:14 O, tentación
  17. Gálatas 4:14 Lit., mi carne
  18. Gálatas 4:14 Lit., escupisteis
  19. Gálatas 4:15 Lit., la felicitación de vosotros mismos
  20. Gálatas 4:15 O, Pues os doy testimonio
  21. Gálatas 4:16 O, por tratar con verdad con vosotros
  22. Gálatas 4:24 Lit., Las cuales son expresiones alegóricas
  23. Gálatas 4:24 Lit., para servidumbre
  24. Gálatas 4:24 Lit., el cual
  25. Gálatas 4:26 Lit., la cual
  26. Gálatas 4:31 Véase la nota en 5:1

Ahora somos hijos de Dios

1-2 Lo que quiero decir es esto: Mientras el hijo es menor de edad, es igual a cualquier esclavo de la familia y depende de las personas que lo cuidan y le enseñan, hasta el día en que su padre le entrega sus propiedades y lo hace dueño de todo. Algo así pasaba con nosotros cuando todavía no conocíamos a Cristo: los espíritus que controlan el universo nos trataban como si fuéramos sus esclavos. Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos. Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en ustedes. Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos permite llamarlo: «Papá, querido Papá». Ustedes ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a recibir su herencia.

Pablo se preocupa por los gálatas

Antes, cuando ustedes todavía no conocían a Dios, vivían como esclavos de los dioses falsos. Pero ahora conocen a Dios. Mejor dicho, Dios los conoce a ustedes. Por eso, no puedo entender por qué se dejan dominar de nuevo por esos espíritus que controlan el universo. ¡Si ellos no tienen poder, ni valen nada! 10 Ustedes todavía les dan importancia a ciertos días, meses, épocas y años. 11 ¡Me asusta el pensar que de nada haya servido todo lo que he hecho por ustedes!

12 Hermanos míos, yo les ruego que se amolden a mí, como yo me he amoldado a ustedes. Ustedes no me causaron ningún daño, 13 sino que me enfermé y, por eso, tuve que pasar un tiempo en Galacia anunciándoles las buenas noticias. 14 Aunque mi enfermedad les causó muchos problemas, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Al contrario, me recibieron en sus hogares como si yo fuera un ángel de Dios, ¡o Jesucristo mismo! 15 Yo sé muy bien que, de haberles sido posible, hasta se habrían sacado los ojos para dármelos. ¿Qué pasó con toda esa alegría? 16 ¡Ahora resulta que, por decirles la verdad, me he hecho enemigo de ustedes!

17 Los que quieren obligarlos a obedecer la ley judía se muestran ahora muy interesados en ustedes. Pero lo que en verdad quieren es hacerles daño, pues desean que se olviden de mí y que se interesen por ellos. 18 Está bien interesarse por otras personas, si lo que se desea es hacerles el bien. Pero si ustedes realmente se interesan por mí, háganlo siempre y no sólo cuando estoy con ustedes. 19 Yo los quiero como a hijos, pero mientras no lleguen a ser como Cristo, me harán sufrir mucho, como sufre una madre con los dolores de parto. 20 ¡Cómo quisiera estar con ustedes en este momento, para hablarles de otra manera! ¡Estoy muy confundido, y no sé cómo tratarlos!

El ejemplo de Agar y Sara

21 Ustedes, los que quieren obedecer la ley, díganme una cosa: ¿no han leído lo que la Biblia nos dice de Abraham? 22 Dice que él tuvo dos hijos, uno de ellos con su esclava, y el otro con su esposa, que era libre. 23 El hijo de la esclava nació como nacemos todos nosotros, pero el hijo de su esposa nació gracias a que Dios se lo prometió a Abraham. 24-25 Estos dos casos pueden servirnos de ejemplo. Las dos mujeres representan dos pactos. Agar representa el pacto del monte Sinaí, que está en Arabia, pues todos sus descendientes nacen siendo esclavos. Ese monte representa a la ciudad de Jerusalén y a todos los que viven como esclavos de la ley. 26 Pero Sara representa al nuevo pacto, por el cual pertenecemos a la Jerusalén del cielo, la ciudad de todos los que somos libres. 27 Refiriéndose a Sara, la Biblia dice:

«¡Alégrate, mujer,
tú que no puedes tener hijos!

»¡Grita de alegría, mujer,
tú que no los has tenido!

»Y tú, mujer abandonada,
¡ahora tendrás más hijos
que la mujer casada!»

28 Hermanos míos, ustedes son como Isaac, el hijo que Dios le prometió a Abraham. Y digo que son como él, porque son los hijos que Dios le había prometido. 29 En aquel tiempo, el hijo que Abraham tuvo con Agar perseguía a Isaac, que nació gracias al poder del Espíritu. Y ahora pasa lo mismo: los que desean seguir bajo el control de la ley nos persiguen a nosotros, que somos los hijos de la promesa. 30 Pero la Biblia nos cuenta que Dios le dijo a Abraham: «Echa de aquí a esa esclava y a su hijo; él no tiene derecho a compartir la herencia con tu hijo Isaac, que nació de una mujer libre.»

31 Hermanos, nosotros no somos esclavos de la ley, sino que somos libres. No somos como el hijo de la esclava, sino como el de la mujer libre.

Piénsenlo de la siguiente manera: si un padre muere y deja una herencia a sus hijos pequeños, esos niños no están en mejor situación que los esclavos hasta que se hagan mayores de edad, aunque son los verdaderos dueños de todas las posesiones de su padre. Tienen que obedecer a sus tutores hasta que cumplan la edad establecida por su padre. Eso mismo sucedía con nosotros antes de que viniera Cristo. Éramos como niños; éramos esclavos de los principios[a] espirituales básicos de este mundo.

Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; y debido a que somos[b] sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre»[c]. Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero.

Preocupación de Pablo por los gálatas

Antes de conocer a Dios, ustedes, los gentiles,[d] eran esclavos de los llamados dioses, que ni siquiera existen. Así que ahora que conocen a Dios (o mejor dicho, ahora que Dios los conoce a ustedes), ¿por qué quieren retroceder y convertirse otra vez en esclavos de los débiles e inútiles principios espirituales de este mundo? 10 Pretenden ganarse el favor de Dios al cumplir con ciertos días o meses, estaciones o años. 11 Temo por ustedes. Quizá todo el arduo trabajo que hice entre ustedes fue en vano. 12 Amados hermanos, les ruego que vivan como yo, libres de esas cosas, pues yo llegué a ser como ustedes, los gentiles, libre de esas leyes.

Ustedes no me trataron mal cuando les prediqué por primera vez. 13 Sin duda, recordarán que yo estaba enfermo la primera vez que les llevé la Buena Noticia. 14 Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús. 15 ¿Dónde ha ido a parar el espíritu de alegría y de gratitud que antes tenían? Estoy seguro de que ustedes se hubieran arrancado los propios ojos para dármelos de haber sido posible. 16 ¿Acaso ahora me volví su enemigo porque les digo la verdad?

17 Esos falsos maestros están muy ansiosos de ganarse el favor de ustedes, pero sus intenciones no son nada buenas. Lo que quieren es aislarlos de mí para que ustedes solo les presten atención a ellos. 18 Si alguien quiere hacer cosas buenas por ustedes, no hay ningún problema; pero que lo haga en todo tiempo, no solo cuando estoy con ustedes.

19 ¡Oh mis hijos queridos! Siento como si volviera a sufrir dolores de parto por ustedes, y seguirán hasta que Cristo se forme por completo en sus vidas. 20 Desearía estar con ustedes en este momento para poder hablarles en otro tono, pero estando tan lejos, no sé qué más puedo hacer para ayudarlos.

Los dos hijos de Abraham

21 Díganme ustedes, los que quieren vivir bajo la ley, ¿saben lo que en realidad dice la ley? 22 Las Escrituras dicen que Abraham tuvo dos hijos, uno de la mujer esclava y el otro de su esposa, quien había nacido libre.[e] 23 El nacimiento del hijo de la esclava fue el resultado de un intento humano por lograr que se cumpliera la promesa de Dios; pero el nacimiento del hijo de la libre fue la manera en que Dios cumplió su promesa.

24 Esas dos mujeres son una ilustración de los dos pactos de Dios. La primera mujer, Agar, representa el monte Sinaí, donde el pueblo recibió la ley que los hizo esclavos. 25 Y ahora Jerusalén es igual que el monte Sinaí, en Arabia,[f] porque la ciudad y sus hijos viven bajo la esclavitud de la ley; 26 pero la otra mujer, Sara, representa la Jerusalén celestial. Ella es la mujer libre y es nuestra madre. 27 Como dijo Isaías:

«¡Alégrate, oh mujer sin hijos,
    tú que nunca diste a luz!
¡Ponte a gritar de alegría,
    tú que nunca tuviste dolores de parto!
¡Pues la mujer desolada ahora tiene más hijos
    que la que vive con su esposo!»[g].

28 Y ustedes, amados hermanos, son hijos de la promesa igual que Isaac; 29 pero ahora son perseguidos por los que quieren que cumplan la ley, tal como Ismael—el hijo que nació del esfuerzo humano—persiguió a Isaac, el hijo que nació por el poder del Espíritu.

30 ¿Pero qué dicen las Escrituras al respecto? «Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la mujer esclava no compartirá la herencia del hijo de la mujer libre»[h]. 31 Así que, amados hermanos, no somos hijos de la mujer esclava; somos hijos de la mujer libre.

Footnotes

  1. 4:3 O poderes; también en 4:9.
  2. 4:6a En griego que ustedes son.
  3. 4:6b Abba es un término arameo que significa «padre».
  4. 4:8 Gentil[es], que no es judío.
  5. 4:22 Ver Gn 16:15; 21:2-3.
  6. 4:25 En griego Y Agar—que es el monte Sinaí, en Arabia—, ahora es como Jerusalén; otros manuscritos dicen Y el monte Sinaí, en Arabia, ahora es como Jerusalén.
  7. 4:27 Is 54:1.
  8. 4:30 Gn 21:10.

Now I say, That the heir, as long as he is a child, differeth nothing from a servant, though he be lord of all;

But is under tutors and governors until the time appointed of the father.

Even so we, when we were children, were in bondage under the elements of the world:

But when the fulness of the time was come, God sent forth his Son, made of a woman, made under the law,

To redeem them that were under the law, that we might receive the adoption of sons.

And because ye are sons, God hath sent forth the Spirit of his Son into your hearts, crying, Abba, Father.

Wherefore thou art no more a servant, but a son; and if a son, then an heir of God through Christ.

Howbeit then, when ye knew not God, ye did service unto them which by nature are no gods.

But now, after that ye have known God, or rather are known of God, how turn ye again to the weak and beggarly elements, whereunto ye desire again to be in bondage?

10 Ye observe days, and months, and times, and years.

11 I am afraid of you, lest I have bestowed upon you labour in vain.

12 Brethren, I beseech you, be as I am; for I am as ye are: ye have not injured me at all.

13 Ye know how through infirmity of the flesh I preached the gospel unto you at the first.

14 And my temptation which was in my flesh ye despised not, nor rejected; but received me as an angel of God, even as Christ Jesus.

15 Where is then the blessedness ye spake of? for I bear you record, that, if it had been possible, ye would have plucked out your own eyes, and have given them to me.

16 Am I therefore become your enemy, because I tell you the truth?

17 They zealously affect you, but not well; yea, they would exclude you, that ye might affect them.

18 But it is good to be zealously affected always in a good thing, and not only when I am present with you.

19 My little children, of whom I travail in birth again until Christ be formed in you,

20 I desire to be present with you now, and to change my voice; for I stand in doubt of you.

21 Tell me, ye that desire to be under the law, do ye not hear the law?

22 For it is written, that Abraham had two sons, the one by a bondmaid, the other by a freewoman.

23 But he who was of the bondwoman was born after the flesh; but he of the freewoman was by promise.

24 Which things are an allegory: for these are the two covenants; the one from the mount Sinai, which gendereth to bondage, which is Agar.

25 For this Agar is mount Sinai in Arabia, and answereth to Jerusalem which now is, and is in bondage with her children.

26 But Jerusalem which is above is free, which is the mother of us all.

27 For it is written, Rejoice, thou barren that bearest not; break forth and cry, thou that travailest not: for the desolate hath many more children than she which hath an husband.

28 Now we, brethren, as Isaac was, are the children of promise.

29 But as then he that was born after the flesh persecuted him that was born after the Spirit, even so it is now.

30 Nevertheless what saith the scripture? Cast out the bondwoman and her son: for the son of the bondwoman shall not be heir with the son of the freewoman.

31 So then, brethren, we are not children of the bondwoman, but of the free.