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Prosigo al blanco

Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

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Plena confianza en Cristo

Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribiros lo mismo, y a vosotros os da seguridad.

Cuidaos de esos perros, cuidaos de esos que hacen el mal, cuidaos de esos que mutilan el cuerpo. Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.

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Sobre la circuncisión y la ley

Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es ninguna molestia repetir lo que ya les he escrito, y para ustedes es útil. Cuídense de esa gente despreciable, de los malos trabajadores, de esos que mutilan el cuerpo; porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu, y nos gloriamos de ser de Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en las cosas externas.

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Cristo es lo más importante

Ahora hermanos míos, ¡alégrense en el Señor! En cuanto a lo que sigue, para mí no es molestia repetirles lo mismo; al contrario, lo hago por su seguridad.

¡Cuidado con los perros! Cuidado con aquellos cuyo trabajo es la maldad. Cuidado con los que desfiguran a otros usando la circuncisión. Nosotros somos los que estamos verdaderamente circuncidados, los que adoramos a Dios[a] por medio de su Espíritu y nos alegramos de lo que Cristo hace en nuestra vida sin poner nuestra confianza en la raza o posición social.

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Footnotes

  1. 3:3 adoramos a Dios o servimos a Dios.

Lo más importante es conocer a Cristo

Además, hermanos, alégrense de estar unidos al Señor. A mí no me molesta repetirles lo que ya les había escrito, y a ustedes les hace bien que lo repita.

¡Cuídense de esa gente despreciable[a] y malvada, que los quiere circuncidar! 3-4 Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. Nosotros no creemos que podamos hacer nada para salvarnos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera:

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Footnotes

  1. Filipenses 3:2 Gente despreciable: La palabra griega que aquí se usa significa perros. Es un insulto, y los judíos lo usaban para referirse a los no judíos. Pablo lo usa para referirse a algunos judíos que obligaban a los cristianos no judíos a circuncidarse y a practicar otros ritos del judaísmo.