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16 Luego recibí este otro mensaje del Señor: 17 «Hijo de hombre, cuando los israelitas vivían en su propia tierra, la contaminaron con su mala manera de vivir. Para mí, su conducta fue tan impura como el paño menstrual de una mujer. 18 Contaminaron la tierra con homicidios y con la adoración de ídolos,[a] por eso derramé mi furia sobre ellos. 19 Los esparcí por varios países a fin de castigarlos por su mala manera de vivir; 20 pero esparcidos entre las naciones, deshonraron mi santo nombre. Pues las naciones decían: “¡Estos son el pueblo del Señor, pero él no pudo protegerlos en su propia tierra!”.

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Footnotes

  1. 36:18 El término hebreo (literalmente cosas redondas) probablemente se refiere al estiércol; también en 36:25.

16 El Señor me dirigió la palabra:

17 — Hijo de hombre, los israelitas contaminaron su tierra con su conducta y sus acciones; su conducta me resultaba impura como una menstruación femenina. 18 Entonces derramé sobre ellos mi cólera, a causa de la sangre que derramaron sobre el país, al que contaminaron con sus acciones. 19 Los dispersé por las naciones y los aventé por otras tierras: los juzgué como merecía su conducta y sus acciones. 20 Cuando llegaron a esas naciones profanaron mi santo nombre hasta el punto de que se decía de ellos: “Son el pueblo del Señor y han tenido que salir de su tierra”.

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16 Luego me vino este otro mensaje del Señor:

17 «Hombre mortal, cuando el pueblo de Israel estaba viviendo en su propia tierra, la contaminaron con sus malas obras. Para mí su devoción era tan repugnante como si fueran trapos manchados de sangre de menstruación. 18 Ellos contaminaron la tierra con homicidios y sus homenajes a los ídolos, así que lancé mi cólera sobre ellos. 19 Los envié al exilio en muchas tierras; así es como los castigué por la forma perversa en que habían vivido. 20 Pero cuando estaban esparcidos entre las naciones, entonces ellos fueron una mancha sobre mi intachable fama porque las naciones decían: “¡Estos son el pueblo de Dios, y él no pudo protegerlos de la desgracia!”.

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16 Entonces vino a mí la palabra del Señor: 17 «Hijo de hombre, cuando la casa de Israel habitaba en su propia tierra, ellos mismos la contaminaron con su conducta y con sus obras(A); como la impureza de una mujer en su menstruación(B) fue su conducta delante de Mí. 18 Por tanto, derramé Mi furor sobre ellos(C) por la sangre que habían derramado sobre la tierra y por haberla contaminado con sus ídolos. 19 Los esparcí entre las naciones y fueron dispersados por las tierras(D). Conforme a sus caminos y a sus obras los juzgué(E). 20 Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron Mi santo nombre(F), porque de ellos se decía: “Estos son el pueblo del Señor(G), y han salido de Su tierra”.

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16 El SEÑOR me habló, diciendo: 17 «Hijo de hombre, cuando el pueblo de Israel vivió en su tierra, la profanaron con su manera de vivir y sus hechos. Para mí la manera en la que vivían era como el período de menstruación de la mujer, el cual la hace impura. 18 Así que descargué todo mi enojo sobre ellos por la sangre que derramaron y por los repugnantes ídolos con los que profanaron la tierra. 19 Entonces los juzgué por su manera de vivir y por sus hechos malvados, los esparcí entre las demás naciones y los hice extranjeros en otros países. 20 Pero estando entre las otras naciones, también profanaron mi santo nombre. Esto sucedía cuando la gente les decía: “Ellos son el pueblo del SEÑOR, ¿por qué entonces salieron de su tierra?”

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