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Por cuanto tuviste enemistad perpetua(A) y entregaste a los israelitas al poder de la espada en el tiempo de su calamidad, en el tiempo del castigo final(B), por tanto, vivo Yo’, declara el Señor Dios, ‘que a sangre te entregaré y la sangre te perseguirá. Ya que no has odiado el derramamiento de sangre(C), la sangre te perseguirá. Haré del monte Seir un desierto y una desolación, y cortaré de él al que vaya y al que venga.

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