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Los pastores de Israel comen la mejor comida y llevan la ropa más fina, pero dejan que sus rebaños pasen hambre y frío. No han cuidado de los débiles ni atendido a los enfermos ni vendaron los huesos rotos de los heridos ni fueron a buscar las ovejas que se han descarriado y están perdidas. En vez de eso las han dominado con fuerza y violenta crueldad. Y así es como ellas fueron esparcidas, sin pastor. Han quedado a la intemperie y sin protección y por ello han sido presa fácil de las fieras del campo.

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