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«Hijo de hombre, dile al faraón, rey de Egipto, y a toda su corte:

»¿Con quién te comparas en grandeza?
Seguramente con Asiria,
    el Cedro del Líbano.
Con su hermoso ramaje,
    su sombra es como la de todo un bosque.
    Su copa llega hasta las nubes.
Las aguas lo hicieron crecer
    y las corrientes subterráneas lo hicieron crecer aun más.
Los ríos bañan la tierra donde está plantado.
    Sus canales riegan a todos los demás árboles del campo.

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