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24 Entonces el Espíritu entró en mí, me hizo ponerme en pie y habló conmigo(A), y me dijo: «Ve, enciérrate en tu casa. 25 Y tú, hijo de hombre, mira, te echarán cuerdas y con ellas te atarán(B) para que no salgas en medio de ellos. 26 Haré que tu lengua se te pegue al paladar y enmudecerás(C), y no serás para ellos el hombre que reprenda, porque son una casa rebelde.

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