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Sus calles están llenas de sangre, la cual no derramó en el suelo para que la tierra la absorbiera, sino que la derramó sobre las piedras. Pues yo también dejaré que su sangre corra sobre las duras piedras, y que no sea absorbida por la tierra, porque ha hecho que mi ira se encienda; ¡me ha incitado a tomar venganza!»

Por tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«¡Ay de la ciudad sanguinaria! Pues yo también voy a hacer una gran hoguera.

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