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En ti, Jerusalén, no se respeta a los padres. Se maltrata a los inmigrantes que viven en tu tierra, y las viudas y los huérfanos se quejan, no reciben ayuda. Has despreciado lo sagrado y has profanado mis días de descanso. Jerusalén, en ti habitan alborotadores que derraman sangre. Suben a las montañas para comer sus comidas sagradas y dentro de tus muros hacen cosas detestables.

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