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28 »Hombre mortal, profetiza también contra los amonitas, pues ellos se burlaron de mi pueblo cuando más sufrían. Diles esto: “Contra ustedes también se ha desenvainado mi espada reluciente; está afilada y pulida y relampaguea. 29 Sus adivinos y falsos profetas les han dicho mentiras respecto a seguridad y éxito: que sus dioses los salvarán del rey de Babilonia. Así han causado su muerte junto con todos los demás impíos, pues cuando el día final de juicio venga ustedes también serán heridos de muerte.

30 »”¿Devolveré mi espada a su vaina antes de ocuparme de ustedes? ¡No, yo los destruiré en su propia tierra donde nacieron! 31 Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción. 32 Serán como pasto del fuego; su sangre será derramada en su propia tierra y serán absolutamente borrados, de tal manera que en poco tiempo no habrá nadie que se acuerde de que alguna vez existieron. Yo, el Señor, lo digo”».

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