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La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, profetiza y diles que así ha dicho su Dios y Señor:

»La espada está afilada y pulida.
10 Afilada para degollar a sus víctimas;
pulida para brillar en cada golpe.
¿Y esto es motivo de alegría?
El cetro de mi hijo es despreciado,
como si fuera un palo cualquiera.

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