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Así sabrá toda carne que Yo, el Señor, he sacado Mi espada de la vaina. No volverá más a su vaina(A)’”.

»Y tú, hijo de hombre, gime con corazón quebrantado; con amargura gemirás a la vista de ellos. Y cuando te digan: “¿Por qué gimes?”, dirás: “Por la noticia que viene(B), todo corazón desfallecerá, toda mano se debilitará(C), todo espíritu se apagará y toda rodilla flaqueará. Porque viene y sucederá”, declara el Señor Dios».

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