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    y arrancó el retoño más alto.
Lo llevó a un país de mercaderes,
    y lo plantó en una ciudad de comerciantes.
Tomó luego semilla de aquel país
    y la plantó en terreno fértil.
La sembró como a un sauce,
    junto a aguas abundantes.
La semilla germinó
    y se hizo una vid frondosa, de poca altura;
volvió sus ramas hacia el águila,
    y hundió sus raíces bajo sí misma.
Así se convirtió en una vid
    con retoños y exuberante follaje.

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