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Nadie se apiadó de ti ni te mostró compasión brindándote estos cuidados. Al contrario, el día en que naciste te arrojaron al campo como un objeto despreciable.

»”Pasé junto a ti, y te vi revolcándote en tu propia sangre y te dije: ¡Sigue viviendo; crece como planta silvestre!

»”Tú te desarrollaste, y creciste y te hiciste mujer. Y se formaron tus senos, y te salió el vello, pero tú seguías completamente desnuda.

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