Add parallel Print Page Options

32 sino que eras infiel al preferir a extraños y no a tu propio esposo. 33 Generalmente, los hombres les pagan a las prostitutas, pero tú, en cambio, les pagabas a tus amantes. Los sobornabas para que vinieran de los países vecinos para prostituirse. 34 Hacías lo opuesto a la mayoría de las prostitutas; los hombres no te buscaban, sino que tú los buscabas a ellos, y no recibías pago, sino que tú les pagabas. Eso era en lo único que te diferenciabas de las demás.

Read full chapter