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El ruido de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Todopoderoso[a] cuando habla(A).

Cuando Él le ordenó al hombre vestido de lino: «Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines», él entró y se paró junto a una rueda. El querubín extendió su mano de entre los querubines hacia el fuego que estaba entre ellos, lo tomó y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.

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Footnotes

  1. Ezequiel 10:5 Heb. El Shaddai.