Ezequiel 33:1-9
Reina-Valera 1960
El deber del atalaya
(Ez. 3.16-21)
33 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, 3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, 4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza. 5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida. 6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, este fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. 9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.
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Ezequiel 33:1-9
Nueva Versión Internacional
El profeta, centinela de su pueblo
33 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: 2 «Hijo de hombre, habla con tu pueblo y dile: “Cuando yo envío la espada a algún país, y la gente de ese país escoge a un hombre y lo pone por centinela, 3 si este ve venir la espada sobre el país, toca la trompeta para advertir al pueblo. 4 Entonces, si alguien escucha la trompeta, pero no se da por advertido, y llega la espada y lo mata, él mismo será el culpable de su propia muerte. 5 Como escuchó el sonido de la trompeta, pero no prestó atención, será responsable de su propia muerte, pues si hubiera estado atento se habría salvado. 6 Ahora bien, si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte”.
7 »Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte. 8 Cuando yo diga al malvado: “¡Vas a morir!”, y tú no le adviertes al malvado de su mala conducta, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. 9 En cambio, si tú adviertes al malvado que cambie su mala conducta y no lo hace, él morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.
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