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Parábola de la olla hirviente

24 Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo: Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén(A) este mismo día. Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua; junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos. Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella.

Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella. Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra alisada la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo. Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera, 10 multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados. 11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre. 12 En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Solo en fuego será su herrumbre consumida. 13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti. 14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. 17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados. 18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.

19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que haces? 20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 21 Di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y el deleite de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada. 22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto. 23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros. 24 Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.

25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas, 26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias. 27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.

Profecía contra Amón

25 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón,(B) y profetiza contra ellos. Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra de Jehová el Señor. Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, cuando mi santuario era profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en cautiverio la casa de Judá; por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche. Y pondré a Rabá por habitación de camellos, y a los hijos de Amón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová. Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto batiste tus manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio para la tierra de Israel, por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.

Profecía contra Moab

Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dijo Moab(C) y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las naciones; por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim, 10 a los hijos del oriente contra los hijos de Amón; y la entregaré por heredad, para que no haya más memoria de los hijos de Amón entre las naciones. 11 También en Moab haré juicios, y sabrán que yo soy Jehová.

Profecía contra Edom

12 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hizo Edom,(D) tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos; 13 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán hasta Dedán caerán a espada. 14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.

Profecía contra los filisteos

15 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hicieron los filisteos(E) con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades; 16 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que queda en la costa del mar. 17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.

Profecía contra Tiro

26 Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro(F) contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta; por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas. Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa. Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones. Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová.

Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo. Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti. Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. 10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como por portillos de ciudad destruida. 11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra. 12 Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas. 13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.(G) 14 Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor.

15 Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro: ¿No se estremecerán las costas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se haga la matanza en medio de ti? 16 Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti. 17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la rodeaban? 18 Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán a causa de tu fin.(H)

19 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo te convertiré en ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán. 20 Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con los pueblos de otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra de los vivientes. 21 Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada,(I) dice Jehová el Señor.

27 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro. Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza. De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim, incrustados de marfil. De lino fino bordado de Egipto era tu cortina, para que te sirviese de vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa era tu pabellón. Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos. Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti para negociar, para participar de tus negocios.

10 Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te dieron tu esplendor. 11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.

12 Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias. 13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias. 14 Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos, comerciaban en tu mercado. 15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban mercadería de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron por sus pagos. 16 Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a tus ferias. 17 Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos de Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados. 18 Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia de toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban. 19 Asimismo Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias, para negociar en tu mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña aromática. 20 Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para carros. 21 Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes. 22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron también tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus ferias. 23 Harán, Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad, contrataban contigo. 24 Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias cosas; en mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro.

25 Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los mares. 26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares. 27 Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída. 28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas. 29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar se quedarán en tierra, 30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza. 31 Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura del alma. 32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar? 33 Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio. 34 En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti. 35 Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros. 36 Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de ser.(J)

La olla hirviente

24 El día diez del mes décimo del año noveno, el Señor me dirigió la palabra: «Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén. Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor y Dios:

»“Coloca la olla sobre el fuego
    y échale agua.
Agrégale pedazos de carne,
    los mejores trozos de pierna y de lomo.
Llénala con lo mejor de los huesos,
    con lo mejor del rebaño.
Amontona leña debajo de la olla,
para que hierva bien el agua
    y se cuezan bien los huesos.

Porque el Señor y Dios dice:

»”¡Ay de la ciudad sanguinaria!
    ¡Ay de esa olla oxidada,
    cuyo óxido no se puede quitar!
Saca uno a uno los trozos de carne,
    tal como vayan saliendo.[a]

»”La ciudad está empapada en su sangre,
    pues ella la derramó sobre la roca desnuda;
no la derramó por el suelo,
    donde el polvo la podía cubrir.
Sobre la roca desnuda he vertido su sangre,
    para que no quede cubierta.
Así haré que se encienda mi ira
    y daré lugar a mi venganza.

Porque así dice el Señor y Dios:

»”¡Ay de la ciudad sanguinaria!
    Yo también amontonaré la leña.
10 ¡Vamos, apilen la leña
    y enciendan el fuego!
¡Cocinen la carne y preparen las especias,
    y que se quemen bien los huesos!
11 ¡Pongan la olla vacía sobre las brasas,
    hasta que el bronce esté al rojo vivo!
¡Que se fundan en ella sus impurezas
    y se consuma su herrumbre!
12 Pero ella frustró todos los esfuerzos;
    está tan oxidada que ni el fuego la puede purificar.[b]

13 »”Jerusalén, yo he querido purificarte de tu infame lujuria, pero no has dejado que te purifique. Por eso, no quedarás limpia hasta que se apacigüe mi ira contra ti.

14 »”Yo, el Señor, lo he dicho y lo cumpliré. Yo mismo actuaré y no me voy a retractar. No tendré compasión ni cambiaré de parecer. Te juzgaré conforme a tu conducta y a tus acciones, afirma el Señor y Dios”».

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: 16 «Hijo de hombre, voy a quitarte de golpe el deleite de tus ojos. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que te corran las lágrimas. 17 Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos. Átate el turbante, cálzate los pies y no te cubras la barba ni comas el pan de duelo».

18 Por la mañana hablé al pueblo y por la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente, hice lo que se me había ordenado.

19 La gente del pueblo me preguntó: «¿No nos vas a explicar qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?».

20 Yo les contesté: «El Señor me dirigió la palabra y me ordenó 21 advertirle al pueblo de Israel que así dice el Señor y Dios: “Voy a profanar mi santuario, orgullo de su fortaleza, el Templo que les deleita la vista y en el que depositan su afecto. Los hijos y las hijas que ustedes dejaron morirán a filo de espada, 22 y ustedes harán lo mismo que yo: no se cubrirán la barba ni comerán el pan de duelo. 23 Llevarán el turbante sobre la cabeza y se calzarán los pies. No llorarán ni harán lamentos, sino que se consumirán a causa de sus pecados y gemirán unos con otros. 24 Ezequiel les servirá de señal y ustedes harán lo mismo que él hizo. Cuando esto suceda, sabrán que yo soy el Señor y Dios”.

25 »Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su fortaleza, su alegría y su gozo, la delicia de sus ojos, el deseo de su corazón y a sus hijos e hijas, 26 vendrá un fugitivo a comunicarte la noticia. 27 Ese mismo día se te soltará la lengua y no callarás más. Entonces podrás hablar con el fugitivo; servirás de señal para ellos y sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Amón

25 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, pon tu rostro contra los amonitas y profetiza contra ellos. Diles que presten atención a la palabra del Señor y Dios: “Ustedes se burlaron cuando vieron que mi santuario era profanado, que el país de Israel era devastado y que a los habitantes de Judá se los llevaban al exilio. Por eso yo los entregaré al poder de los pueblos del oriente. Ellos armarán sus campamentos y establecerán entre ustedes sus moradas; comerán sus frutos y beberán su leche. Convertiré a Rabá en un pastizal de camellos y a Amón en un corral de ovejas. Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor.

»”Así dice el Señor y Dios: Ustedes los amonitas aplaudieron, saltaron de alegría y, maliciosamente, se rieron de Israel. Por eso yo extenderé mi mano en su contra y los entregaré a las naciones como despojo. Los arrancaré de entre los pueblos y los destruiré por completo. Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor”».

Profecía contra Moab

«Así dice el Señor y Dios: Por cuanto Moab y Seír dicen: “Judá es igual a todas las naciones”, voy a abrir el flanco de Moab. De un extremo a otro la dejaré sin Bet Yesimot, Baal Megón y Quiriatayin, ciudades que son su orgullo. 10 Entregaré a Moab y a los amonitas en manos de los pueblos del oriente. De los amonitas no quedará ni el recuerdo entre la naciones; 11 y sobre Moab traeré castigo. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Edom

12 «Así dice el Señor y Dios: Porque Edom se vengó con alevosía de Judá y de esta manera resulta más grave su culpa. 13 Por eso, así dice el Señor y Dios: Extenderé mi mano contra Edom y exterminaré a hombres y animales. Lo dejaré en ruinas. Desde Temán hasta Dedán, todos morirán a filo de espada. 14 Por medio de mi pueblo Israel me vengaré de Edom. Mi pueblo hará con Edom lo que dicten mi ira y mi furor. Así conocerán lo que es mi venganza, afirma el Señor y Dios».

Profecía contra los filisteos

15 «Así dice el Señor y Dios: Los filisteos se vengaron con alevosía; con profundo desprecio intentaron destruir a Judá por causa de una antigua enemistad. 16 Por eso, así dice el Señor y Dios: Extenderé mi mano contra los filisteos. Exterminaré a los quereteos y destruiré a los que aún quedan en la costa del mar. 17 Mi venganza contra ellos será terrible. Los castigaré con mi ira. Y cuando ejecute mi venganza, sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Tiro

26 En el onceavo mes del décimo segundo[c] año, en el primer día del mes, el Señor me dirigió la palabra: «Hijo de hombre, Tiro ha dicho de Jerusalén: “¡Ah! Las puertas de las naciones se han derrumbado; sus puertas se me han abierto de par en par; ahora que está en ruinas yo prosperaré”. Por eso, así dice el Señor y Dios: Tiro, yo me declaro contra ti, y así como el mar levanta sus olas, voy a hacer que contra ti se levanten muchas naciones. Destruirán los muros de Tiro y derribarán sus torres. Hasta los escombros barreré de su lugar; ¡la dejaré como roca desnuda! ¡Quedará en medio del mar como un tendedero de redes! Yo, el Señor y Dios, lo afirmo. Tiro será despojo de las naciones y sus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Entonces sabrán que yo soy el Señor.

»Así dice el Señor y Dios: Desde el norte voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes. Vendrá con un gran ejército de caballos, con carros de guerra y jinetes. Tus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Y construirá contra ti torres de asalto, levantará rampas para atacarte y alzará sus escudos. Atacará tus muros con arietes y con sus armas destruirá tus torres. 10 Sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo. Tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y de sus carros; cuando él entre por tus puertas, lo hará como se entra a una ciudad cuyos muros se han derrumbado. 11 Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada y tus sólidas columnas caerán por tierra. 12 Además, saquearán tus riquezas y robarán tus mercancías. Derribarán tus muros, demolerán tus suntuosos palacios y arrojarán al mar tus piedras, vigas y escombros. 13 Así pondré fin al ruido de tus canciones y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas. 14 Te convertiré en una roca desnuda, en un tendedero de redes y no volverás a ser edificada. Yo, el Señor, lo he dicho. Yo, el Señor y Dios, lo afirmo.

15 »Así dice el Señor y Dios a Tiro: Las naciones costeras temblarán ante el estruendo de tu caída, el gemido de tus heridos y la masacre de tus habitantes. 16 Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán los mantos y se despojarán de las vestiduras bordadas. Llenos de pánico se sentarán en el suelo; espantados por tu condición temblarán sin cesar 17 y sobre ti entonarán este lamento:

»“¡Cómo has sido destruida, ciudad famosa,
    habitada por gente del mar!
¡Tú en el mar eras poderosa!
    ¡Con tus habitantes infundías terror
    a todos los que vivan allí!
18 Ahora, en el día de tu caída,
    tiemblan los pueblos costeros
y las islas que están en el mar
    se aterrorizan ante tu debacle”.

19 »Así dice el Señor y Dios: Te convertiré en lugar de ruinas, como toda ciudad deshabitada. Haré que te cubran las aguas caudalosas del océano. 20 Te haré descender con los que descienden a la fosa; te haré habitar en lo más profundo de la tierra, en el país de eternas ruinas, con los que descienden a la fosa. No volverás a ser habitada ni reconstruida[d] en la tierra de los vivientes. 21 Te convertiré en objeto de espanto, y ya no volverás a existir. Te buscarán, pero jamás podrán encontrarte, afirma el Señor y Dios».

Lamento por la caída de Tiro

27 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, dedícale este lamento a Tiro, ciudad asentada junto al mar y que hace negocios con pueblos de muchas costas lejanas:

»Así dice el Señor y Dios:

»“Tú dices, Tiro:
    ‘Soy perfecta en hermosura’.
Tu dominio está en alta mar,
    tus constructores resaltaron tu hermosura.
Con cipreses del monte Senir
    hicieron todos tus entablados.
Con cedros del Líbano
    armaron tu mástil.
Con encinas de Basán
    construyeron tus remos,
y con cipreses de las costas de Chipre
    ensamblaron tu cubierta,
    la cual fue decorada con incrustaciones de marfil.
Con tela de lino bordada de Egipto hicieron tus velas
    y estas te sirvieron de bandera.
De las costas de Elisá trajeron
    telas de azul y carmesí para tu toldo.
Habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros.
    Los más hábiles timoneles de Tiro estaban a bordo.
Los hábiles veteranos de Guebal[e]
    repararon los daños en la nave.
Los marineros de todas las naves del mar
    negociaron con tus mercancías.

10 »”Hombres de Persia, Lidia y Fut
    militaron en tu ejército.
Te adornaron con escudos y cascos;
    ¡sacaron a relucir tu esplendor!
11 Los de Arvad y los de Jélec
    defendían los muros que te rodean
y los de Gamad estaban
    apostados en tus torres.
A lo largo de tus muros colgaban sus escudos,
    haciendo resaltar tu hermosura.

12 »”Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo.

13 »”También Grecia, Tubal y Mésec negociaban contigo; a cambio de tus mercancías te ofrecían esclavos y objetos de bronce.

14 »”La gente de Bet Togarma te pagaba con caballos de trabajo, caballos de montar y mulos.

15 »”Los habitantes de Rodas[f] también comerciaban contigo. Concretabas negocios con muchas islas del mar, las cuales te pagaban con ébano y colmillos de marfil.

16 »”Por los muchos productos que tenías, Aram comerciaba contigo y a cambio te entregaba turquesa, telas teñidas de color púrpura, telas bordadas, de hilo de lino fino, corales y rubíes.

17 »”Judá e Israel también comerciaban contigo. Te ofrecían trigo de Minit, pasteles,[g] miel, aceite y bálsamo.

18 »”Por la gran cantidad de tus productos y por la abundancia de tu riqueza, también Damasco comerciaba contigo. Te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sajar. 19 A cambio de tus mercancías, los danitas y los griegos te traían de Uzal hierro forjado, casia y caña aromática.

20 »”Dedán te vendía aparejos para montar.

21 »”Tus clientes eran Arabia y todos los príncipes de Cedar, quienes te pagaban con corderos, carneros y chivos.

22 »”También eran tus clientes los comerciantes de Sabá y Ragama. A cambio de mercancías, te entregaban oro, piedras preciosas y los mejores perfumes.

23 »”Jarán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, Asiria y Quilmad negociaban contigo. 24 Para abastecer tus mercados te vendían hermosas telas, mantos de color azul, bordados, tapices de muchos colores y cuerdas muy bien trenzadas.

25 »”Las naves de Tarsis
    transportaban tus mercancías.
Cargada de riquezas,
    navegabas en el corazón de los mares.
26 Tus remeros te llevaron por mares profundos,
    pero el viento del este te hará pedazos
    en el corazón de los mares.
27 El día de tu naufragio
    se hundirán en el corazón de los mares
tu riqueza, tu mercancía y tus productos,
    tus marineros y tus timoneles,
los que reparan tus naves y tus comerciantes,
    tus soldados y toda tu tripulación.
28 Al grito de tus timoneles
    temblarán las costas.
29 Todos los remeros abandonarán las naves;
    marineros y timoneles bajarán a tierra.
30 Por ti levantarán la voz
    y llorarán con amargura;
se echarán polvo en la cabeza
    y se revolcarán en ceniza.
31 Por tu culpa se raparán la cabeza,
    y se vestirán de luto.
Llorarán por ti con gran amargura,
    y con angustiosos quejidos.
32 Entonarán sentidos lamentos
    y en tono de amarga queja dirán:
‘¿Quién en medio de los mares
    podía compararse a Tiro?’.
33 Cuando desembarcaban tus productos
    muchas naciones quedaban satisfechas.
Con tus muchas riquezas y mercancías,
    enriquecías a los reyes de la tierra.
34 Pero ahora el mar te ha hecho pedazos,
    ¡yaces en lo profundo de las aguas!
Tus mercancías y toda tu tripulación
    se hundieron contigo.
35 Por ti están horrorizados
    todos los habitantes de las costas;
sus reyes tiemblan de miedo,
    y en su rostro se dibuja el terror.
36 Atónitos se han quedado
    los comerciantes de otros países.
¡Tu fin ha llegado!
    ¡Nunca más volverás a existir!”».

Footnotes

  1. 24:6 tal como vayan saliendo. Lit. sin echar suertes sobre ella.
  2. 24:12 Pero … purificar. Texto de difícil traducción.
  3. 26:1 Lectura probable del texto hebreo original; el TM no incluye la frase mes del décimo segundo.
  4. 26:20 ni reconstruida (LXX); y daré gloria (TM).
  5. 27:9 Guebal. Es decir, Byblos.
  6. 27:15 Rodas (LXX); Dedán (TM).
  7. 27:17 pasteles. Palabra de difícil traducción.