Ezequiel 24
Reina-Valera 1995
Parábola de la olla hirviente
24 Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo: 2 «Hijo de hombre, escribe la fecha de este día, porque el rey de Babilonia ha puesto sitio a Jerusalén en este mismo día. 3 Y habla por medio de una parábola a la casa rebelde; diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor:
»”Pon una olla,
ponla y echa agua en ella;
4 junta sus piezas de carne en ella:
todas buenas piezas, pierna y espalda,
y llénala de huesos escogidos.
5 Toma una oveja escogida,
y también enciende los huesos debajo de ella;
haz que hierva mucho,
y cuece también sus huesos dentro de ella.
6 »”Pues así ha dicho Jehová, el Señor:
»”¡Ay de la ciudad de sangres,
de la olla herrumbrosa
cuya herrumbre no ha sido quitada!
Por sus piezas, por sus piezas sácala,
sin echar suertes sobre ella.
7 Porque su sangre está en medio de ella,
derramada sobre la piedra desnuda;
pues no la derramó sobre la tierra
para que fuera cubierta por el polvo.
8 Para hacer subir la ira,
para ejecutar la venganza,
yo pondré su sangre sobre la piedra desnuda,
para que no sea cubierta.
9 Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor.
¡Ay de la ciudad de sangres!
Pues también haré yo una gran hoguera:
10 Amontonaré la leña y encenderé el fuego
para consumir la carne y hacer la salsa,
y los huesos serán quemados;
11 pondré luego la olla vacía sobre sus brasas,
para que se caldee,
se queme su fondo,
se funda en ella su suciedad
y se consuma su herrumbre.
12 »”En vano se cansó, pues no salió de ella su mucha herrumbre, que sólo con fuego será quitada. 13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque yo traté de limpiarte, pero tú no te limpiaste de tu impureza: nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti. 14 Yo, Jehová, he hablado: sucederá, yo lo haré. No me volveré atrás ni tendré piedad ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová, el Señor.”»
Muerte de la esposa de Ezequiel
15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 16 «Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe la delicia de tus ojos; no hagas lamentación ni llores ni corran tus lágrimas. 17 Reprime el suspirar, no hagas luto por los muertos, cíñete el turbante, ponte los zapatos en los pies y no te cubras con rebozo ni comas pan de enlutados.»
18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado. 19 Me dijo el pueblo:
—¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que haces?
20 Yo les dije:
—La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 21 “Di a la casa de Israel que así ha dicho Jehová, el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, la delicia de vuestros ojos y la pasión de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis, caerán a espada.” 22 Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo ni comeréis pan de gente en luto; 23 vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no haréis lamentación ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros. 24 “Ezequiel, pues, os será por señal. Según todas las cosas que él hizo, haréis; y cuando esto ocurra, sabréis que yo soy Jehová, el Señor.”
25 «Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, la delicia de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas, 26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias. 27 Aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo; hablarás, no permanecerás mudo. Tú les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.»
Copyright © 1995 by United Bible Societies