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Y tú, hijo de hombre, no temas; no les temas a ellos ni a sus palabras aunque haya contigo cardos y espinas y te sientes en escorpiones(A). No temas sus palabras ni te atemorices ante ellos, porque son una casa rebelde(B).

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Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

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16 (A)Después de los siete días vino a mí la palabra del Señor(B): 17 «Hijo de hombre, te he puesto por centinela(C) de la casa de Israel. Cuando oigas la palabra de Mi boca, adviérteles de Mi parte(D). 18 Cuando Yo diga al impío: “Ciertamente morirás”, si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero Yo demandaré su sangre de tu mano(E).

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El atalaya de Israel

(Ez. 33.1-9)

16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.

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