Éxodo 1-2
La Palabra (España)
I.— LA SALIDA DE EGIPTO (1,1—15,21)
Israel oprimido en Egipto. Nacimiento y juventud de Moisés (1—2)
Origen de Israel como pueblo
1 Estos son los nombres de los israelitas que llegaron a Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 Los descendientes de Jacob eran en total setenta personas, incluyendo a José, que ya estaba en Egipto.
6 José murió y también sus hermanos y toda aquella generación. 7 Como los israelitas eran fecundos, se multiplicaron sobremanera, se hicieron fuertes y llenaron el país.
Padecimientos de los israelitas en Egipto
8 Subió por entonces al trono de Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José, 9 y dijo a su pueblo:
— ¡Daos cuenta de que los israelitas se están multiplicando y haciéndose más fuertes que nosotros!
10 Actuemos sabiamente respecto a ellos, no sea que sigan multiplicándose y, en caso de guerra, se pongan del lado de nuestros enemigos, luchen contra nosotros y se marchen del país.
11 Entonces les impusieron capataces que los sometían a trabajos muy duros. Y así fue cómo construyeron para el faraón las ciudades de almacenamiento de Pitón y Ramsés. 12 Pero cuanto más los oprimían, más crecían y se extendían, hasta el punto que los egipcios empezaron a considerarlos un serio problema. 13 Por eso, los egipcios sometieron a los israelitas a una cruel esclavitud. 14 Les hicieron la vida insoportable con trabajos rudos: hacer barro, fabricar adobes, y toda clase de labores del campo. Todos estos trabajos se los impusieron con malos tratos.
15 Además, el rey de Egipto habló con Fuá y Sifrá, comadronas de las hebreas, 16 y les dijo:
— Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, prestad atención al sexo del recién nacido; si es niño, matadlo; si es niña, dejadla vivir.
17 Pero las comadronas desatendieron, por respeto a Dios, la orden dada por el rey de Egipto, y dejaron vivir también a los niños. 18 Entonces el rey de Egipto las mandó llamar y les preguntó:
— ¿Por qué habéis actuado así? ¿Por qué habéis dejado con vida a los niños?
19 Ellas le respondieron:
— Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son como animales salvajes y dan a luz antes de que llegue la comadrona.
20 Por eso Dios premió a las comadronas. El pueblo siguió creciendo y haciéndose cada vez más poderoso; 21 en cuanto a las comadronas que habían sido fieles a Dios, fueron agraciadas con una familia numerosa. 22 Entonces el faraón ordenó a todo su pueblo:
— Arrojad al río a todos los niños hebreos que nazcan; a las niñas dejadlas vivir.
Nacimiento de Moisés
2 Un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de su misma tribu; 2 la mujer concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo oculto durante tres meses; 3 pero no pudiendo esconderlo por más tiempo, tomó una canastilla de papiro, la calafateó con betún y brea, colocó en ella al niño y la dejó entre los juncos, a la orilla del río. 4 La hermana del niño se quedó a poca distancia, para ver qué le sucedía.
Moisés salvado de las aguas
5 En esto, la hija del faraón bajó a bañarse al río, y mientras sus doncellas la seguían por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y ordenó a su sierva que se la trajera. 6 Al abrirla, encontró un niño que estaba llorando. Y con lástima exclamó:
— ¡Sin duda es un niño hebreo!
7 Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
— ¿Quieres que vaya a buscarte una nodriza hebrea para que amamante al niño?
8 La hija del faraón le respondió:
— Hazlo.
La muchacha fue a buscar a la madre del niño, 9 a la que dijo la hija del faraón:
— Encárgate de este niño, críamelo y yo te pagaré.
La mujer se llevó al niño y lo crió.
10 Cuando el niño creció, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo suyo, y le puso el nombre de Moisés, diciendo:
— “Yo lo saqué de las aguas”.
Moisés huye de Egipto
11 Hecho ya un hombre, Moisés salió un día a visitar a sus hermanos y vio sus penalidades. También fue testigo de cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, hermano suyo de raza. 12 Miró a uno y otro lado y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena. 13 Al día siguiente volvió a salir y vio a dos hebreos que se estaban peleando. Le dijo al agresor:
— ¿Por qué golpeas a tu compañero?
14 Y este le respondió:
— ¿Quién te ha nombrado jefe y juez entre nosotros? ¿Acaso pretendes matarme, como mataste al egipcio?
Entonces Moisés tuvo miedo, pues pensó: “Sin duda el asunto se ha hecho público”.
15 Y, en efecto, el faraón se enteró de lo que había ocurrido y ordenó que lo buscaran y lo ajusticiasen. Pero Moisés, huyendo de él, se refugió en la región de Madián, y allí se sentó junto a un pozo.
16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Vinieron estas a sacar agua y, mientras estaban llenando el abrevadero para dar de beber al rebaño de su padre, 17 llegaron unos pastores y las echaron de allí. Entonces Moisés salió en su defensa y abrevó el rebaño. 18 Cuando regresaron a casa de su padre Reuel, este les preguntó:
— ¿Cómo es que hoy habéis regresado tan pronto?
19 A lo cual respondieron:
— Un egipcio nos libró de los pastores, sacó agua y abrevó el rebaño.
20 Reuel continuó preguntando:
— ¿Y dónde está ese hombre? ¿Cómo habéis dejado que se marche? Salid e invitadlo a que se hospede aquí.
21 Moisés se quedó a vivir en casa de Reuel, el cual le dio a su hija Séfora por esposa. 22 Ella dio a luz un niño y Moisés lo llamó Guersón, porque dijo: “Soy un extranjero en una tierra extraña”.
23 Pasado mucho tiempo, el rey de Egipto murió, pero los israelitas seguían esclavizados, quejándose y lamentándose. Desde la esclavitud sus gritos de dolor llegaron hasta Dios 24 que, oyendo su gemido, se acordó de la alianza que había hecho con Abrahán, Isaac y Jacob. 25 Y viendo a los israelitas, tuvo conocimiento del trance por el que estaban pasando.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España