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Odio de Amán contra Mardoqueo

¡Cuán feliz estaba Amán cuando salió del banquete! Pero al pasar por la puerta del palacio notó que Mardoqueo no se puso de pie ni hizo reverencia delante de él, así que se puso furioso. 10 Sin embargo, se refrenó y siguió hasta su casa y reunió a todos sus amigos y a su esposa Zeres, 11 y se jactó delante de ellos acerca de su riqueza, de sus muchos hijos, y de cómo el rey lo había honrado y lo había convertido en el hombre más poderoso del reino, después del mismo rey. 12 Enseguida lanzó su exclamación triunfal:

―Sí, y Ester, la reina, me ha invitado a mí solamente para que vaya con el rey al banquete que ella ha preparado para nosotros. ¡Y nos invitó para otro banquete mañana! 13 Pero todo esto de nada sirve cuando veo que Mardoqueo, el judío que se sienta frente a la puerta del rey, se niega a inclinarse delante de mí.

14 ―Bien— respondió Zeres su esposa, y concordaron con ella todos sus amigos—. Haz preparar una horca de veintidós metros y medio de alto, y en la mañana pídele al rey que haga colgar a Mardoqueo en ella. Cuando esto haya sido realizado, tú podrás seguir alegremente para reunirte con el rey en el banquete.

Esto agradó a Amán inmensamente, y ordenó que fuera construida la horca.

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