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11 — Todos los servidores del rey y los habitantes de las provincias de su reino saben que existe una ley que condena a muerte a todos los hombres y mujeres que entren en el patio interior sin haber sido llamados por el rey, a no ser que el rey extienda su cetro de oro hacia esa persona y le salve la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que no he sido reclamada por el rey.

12 Cuando Mardoqueo recibió la respuesta de Ester, 13 le envió a su vez este mensaje:

— No pienses que por estar en palacio estás a salvo de la suerte que vamos a correr todos los judíos.

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